FECHA: 08-05-18
REDACTOR: Lubia Ulloa Trujillo
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Pizzas sobrevaloradas
Pedro, acostumbrado a comprar pizzas de las que vende en sus portales el colectivo del restaurante La Romagnola, de la ciudad de Ciego de Ávila, quedó atónito cuando de un día para otro la dependienta le dijo que el precio del demandado alimento había variado y ya no costaba cinco pesos, sino seis pesos con 60 centavos.
Al indagar el motivo de aquella medida, la mujer solo le respondió que cumplía órdenes de la administración, pero, Pedro le preguntó: ¿Y cómo quedo yo que soy cliente? ¿Quién viola mis derechos a estar informado?
La casi nula observancia de las medidas de protección al consumidor es uno de los problemas que afectan al usuario en Cuba y este ejemplo es uno entre tantos que suceden a diario.
El cambio del valor de la famosa pizza de la anécdota no era porque venía de Italia o le añadieran más ingredientes, sino una aplicación incorrecta de la lista actualizada de precios máximos para la actividad de la gastronomía, puesta en vigor desde este primero de abril.
Según esa lista, en el Grupo XI - Pizzas y Pastas Alimenticias, para la red de pizzería y demás unidades gastronómicas avileñas, la pizza con embutido (chorizo y cebolla), de 261 gramos, vale siete pesos con 80 centavos para la categoría especial, 7.20 para la primera categoría, 6.60 para la segunda, y 6.00 pesos para la tercera.
Entonces, ¿dónde está la violación si la Romagnola es de segunda categoría ? La respuesta es bien sencilla, tales disposiciones no están a la vista de los clientes, quienes jamás se enterarán de que esos importes son para cuando el gustado alimento se ingiera sentado y cómodo dentro de uno de esos restaurantes y no para comprarlo en uno de los portales, donde sí vale cinco pesos.
No existe un sólido marco legal y un reglamento para la protección al consumidor, como tampoco se vela todo lo que debiera porque se cumpla con lo establecido en las normas de elaboración de los productos sólidos y líquidos que ingiere la población.
Apelar solo a la conciencia individual no da buenos resultados, porque algunas han estado “verdes” y se las “comieron los chivos”, como dice un refrán popular.
¿Cuántas veces hemos sido víctimas al adquirir mercancías con problemas en su peso y de mala calidad, sin la más mínima posibilidad de devolverlos?
¿Cuántas veces habremos pagado por un alimento que su precio no está acorde con la calidad y lo establecido? ¿Por qué al cliente, principal razón de ser de cualquier servicio, se le priva de que conozca tales disposiciones? Estas interrogantes pueden estar sujetas a varias interpretaciones, entre ellas el deficiente trabajo administrativo y la falta de control por los organismos encargados de implementar la política de precios.
Pero en cualquiera de los casos el cliente es el que ve perjudicado su bolsillo, en tanto el servicio se resiente con la opinión desfavorable de los posibles consumidores.
Fue un comentario de Lubia Ulloa Trujillo en la voz de… y la realización de…
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