raspando en el suelo
para cavar la fosa
de los que aún
no han muerto,
avanza y devora
siempre el capital.
Silbando tonadas
de odio y destierro,
sangrando la tierra,
rompiendo los sueños,
vaciando las manos
y apagando el cielo
muerde y lastima
siempre el capital.
Con el alma vacía
y los bolsillos llenos
con sonrisa falsa
de mercader terreno,
con negocios nuevos
y colmillos viejos,
golpea y desangra
siempre el capital.
Moviendo los piolines
del gran titiritero,
afilando la daga
del verdugo a sueldo,
con monedas de oro
de plata, de cobre
salvando los bancos
para hundir al pobre,
se arrastra entre la gente
siempre el capital.
Lustrando las botas
del dictador siniestro
sembrando el hambre,
cosechando inviernos,
restando ángeles
para sumar infiernos,
desaparece y asesina
siempre el capital.
Condenando naciones,
supervisando entierros,
bebiendo los mares
para vomitar desiertos,
se ríe a carcajadas
entre los rostros serios
siempre el capital.
Aplaudiendo las muecas
del bufón del reino
y engordando con la dieta
del mundo entero
se atraganta y se estremece
siempre el capital.
Hasta que le tuerza el brazo
algún loco quijote
al torpe monigote
por su burla fatal
o un soñador que entienda
la urgencia de los tiempos
un bohemio, un trovador,
un artesano, un maestro,
un guerrero, un escritor,
un artista, un obrero,
un campesino, una mujer,
un niño, un abuelo,
sin dudas,
sin miedo,
sin dolor,
un pueblo.
...alejandro ippolito...
Montaje: Adi Posito