Descripción:
Políticamente correcto y políticamente incorrecto logran darse de la mano, cuando sus objetivos prioritarios son la de dominación e influencia. Me sonrío y me sonrojo a la vez, cuando se nos hace creer que la dictadura de poder y el poder de la democracia, llevan confluencias distintas. Si observamos, la doble moral del poder de la democracia, emplean sus influencias, pero no dejan aparte, la sutileza de que ante todo, ha de prevalecer el poder. En una dictadura, prevalece a cara abierta el propio poder como tal, pero, de la misma manera, emplean sus propias herramientas de influencias. Por tanto, nos encontramos ante unas situaciones de conflicto de poder; ¿y el pueblo, el ciudadano, sea en régimen o en otro, qué pinta?; ¿Porqué ha de haber conflicto alguno, si todos debieran estar en la labor, de proteger, defender, es decir, servir con amor, a su pueblo?; estamos ante la falsedad e hipocresía de los regimenes que solo codician el poder.
Los recursos naturales, el agua, los minerales, el dinero…, no pertenecen ni al poder ni a quienes lo ostenten en ese momento; todo absolutamente todo, es propiedad del pueblo. Ya dije y reafirmo, el poder es un invento más de aquí, el ciudadano no.
los estados quedan al servicio de los mercados
Libreto:
Claro que habrá conflicto, entre el poder y el pueblo, cuando ve que sus dineros se malgastan a espuertas llenas, muy por encima de la liquidez que puedan tener las arcas públicas en esos momentos. No es posible que pueda haber deuda externa ni deuda interna, si solo se maneja la riqueza que se posea y de manera equilibrada, a no ser que poseamos en cabeza, a los peores expertos o a los más inmaduros. Los gastos de un país solo pueden tener una sola prioridad, como es la requerida por los ciudadanos; es decir, educación, investigación, sanidad. Es decir, no puede generarse una cuestión que implique decirse, ¿qué políticas debe adoptar un estado?; no, porque…, solo hay un pedazo de tierra que labrar, sin salirse de las lindes establecidas, puesto que lo contrario, es obrar fuera de ley. Ese labrar y ese obrar se llama territorialidad, se llama pueblo. Ningún agente ajeno a esa territorialidad, debe ser permitido que se implique, mientras la honestidad no se globalice.
De ahí la necesidad de sustituir la palabra poder, por la de ciencia. Poder incita a implicarse con los conflictos ya conocidos por todos. No es el poder político, sino la ciencia política la que debemos sobre valorar. Si hablamos de ciencia, tenderemos a inclinarnos hacia el desarrollo del conocimiento, que es justamente lo que la globalidad de la población necesita, para adquirir ese tesoro, a veces, inalcanzable, como es el saber. Las personas autosuficientes son porque vienen cultivándose en una amplitud de conocimiento fuera de lo común. Por consiguiente no necesitarán de ninguna clase de organización, debido a esa autosuficiencia.
Nada se puede repartir cuando no existe. De ahí la urgencia que nos pongamos manos a la obra, para ir apartando toda clase de diferencias. Desechando las diferencias, no cabrán de modo alguno las tensiones; la competencia, la negociación, la grupalidad son armas arrojadizas que los gobiernos proporcionan y facilitan, para después inmiscuirse como intermediador y restar antagonismo a los enfrentamientos sociales, provocados, por lo común, al sembrar diferencias. ¿Quién impone y nos forma en las diferencias?, ¿no son acaso los mismos mediadores que pretenden evitar los conflictos de enfrentamientos entre distintas partes que se engarzan por sus diferencias sembradas?
Divide a la población y siempre será vencida.......................
Claro que habrá conflicto, entre el poder y el pueblo, cuando ve que sus dineros se malgastan a espuertas llenas, muy por encima de la liquidez que puedan tener las arcas públicas en esos momentos. No es posible que pueda haber deuda externa ni deuda interna, si solo se maneja la riqueza que se posea y de manera equilibrada, a no ser que poseamos en cabeza, a los peores expertos o a los más inmaduros. Los gastos de un país solo pueden tener una sola prioridad, como es la requerida por los ciudadanos; es decir, educación, investigación, sanidad. Es decir, no puede generarse una cuestión que implique decirse, ¿qué políticas debe adoptar un estado?; no, porque…, solo hay un pedazo de tierra que labrar, sin salirse de las lindes establecidas, puesto que lo contrario, es obrar fuera de ley. Ese labrar y ese obrar se llama territorialidad, se llama pueblo. Ningún agente ajeno a esa territorialidad, debe ser permitido que se implique, mientras la honestidad no se globalice. De ahí la necesidad de sustituir la palabra poder, por la de ciencia. Poder incita a implicarse con los conflictos ya conocidos por todos. No es el poder político, sino la ciencia política la que debemos sobre valorar. Si hablamos de ciencia, tenderemos a inclinarnos hacia el desarrollo del conocimiento, que es justamente lo que la globalidad de la población necesita, para adquirir ese tesoro, a veces, inalcanzable, como es el saber. Las personas autosuficientes son porque vienen cultivándose en una amplitud de conocimiento fuera de lo común. Por consiguiente no necesitarán de ninguna clase de organización, debido a esa autosuficiencia. Nada se puede repartir cuando no existe. De ahí la urgencia que nos pongamos manos a la obra, para ir apartando toda clase de diferencias. Desechando las diferencias, no cabrán de modo alguno las tensiones; la competencia, la negociación, la grupalidad son armas arrojadizas que los gobiernos proporcionan y facilitan, para después inmiscuirse como intermediador y restar antagonismo a los enfrentamientos sociales, provocados, por lo común, al sembrar diferencias. ¿Quién impone y nos forma en las diferencias?, ¿no son acaso los mismos mediadores que pretenden evitar los conflictos de enfrentamientos entre distintas partes que se engarzan por sus diferencias sembradas? Divide a la población y siempre será vencida.......................