Madelaine, Wendy y Thalía son 3 de los más de 400 colaboradores estudiantiles de Ciego de Ávila que dan su apoyo al actual proceso de elecciones en Cuba. Las 3 estudian en el preuniversitario Sergio Pérez Castillo, del municipio de Majagua, y desde que comenzó el cronograma de asambleas de nominación de candidatos a delegados del Poder Popular, ellas recorren las comunidades de la localidad para sentir y medir la organización de este acto de democracia participativa.
Para Wendy esta ha sido una oportunidad de aprender todo lo relacionado con la Ley Electoral 72 y comprobar con sus propios ojos que “los comicios en la Isla son expresión de la esencia democrática y popular del sistema político cubano”.
Nuestra presencia en todo este proceso la ampara dicha Ley en el artículo 22 inciso k, el cual dice que la creación de grupos de supervisión y observación con vistas a asegurar la legalidad y la transparencia de las elecciones en el país figura entre las funciones de la Comisión Electoral Nacional, refiere la joven.
“La misión que nos corresponde es dar seguimiento al desarrollo de 2 actos fundamentales: las asambleas de nominación de candidatos y la votación”. Estar en ese grupo de apoyo constituye una muestra más de la posibilidad que tienen los cubanos de ocupar responsabilidades públicas, manifiesta Thalía, quien junto a sus otras 2 compañeras cursa el duodécimo grado.
“He asumido la tarea con la seriedad que requiere, en los modelos de observación dejé constancia de todo lo que aprecié en las reuniones de vecinos cuando propusieron a quienes consideraron los mejores para representarlos y así lo haré el día de las votaciones”.
Con seguridad en sus palabras, Thalía afirma que en esas reuniones también apreció el respeto hacia los símbolos patrios y la disciplina de las autoridades electorales, quienes con ética han garantizado la transparencia en cada uno de los momentos de los comicios.
Cuba es uno de los pocos países en el mundo donde las elecciones se basan en la participación activa y consciente del pueblo en el ejercicio de su derecho, pues vi a las personas en los barrios nominar a otras que ante los vecinos poseen cualidades morales y capacidad intelectual para representarlos en la Asamblea Municipal, agrega Madelaine.
Para mí es un orgullo vivir en una nación en la cual quienes fueron nominados son gente sencilla y con prestigio en el vecindario, y una vez que son electos, por el voto secreto, como delegados al órgano de gobierno, asumen la responsabilidad de representar a sus electores.
Motiva ser integrante activo, por partida doble, de todo este proceso eleccionario, en una soy una electora más con todos mis derechos como ciudadana a elegir y ser elegida, y en otra acciono como colaboradora, eso es otro ejemplo más de democracia participativa”.
Quizás Thalía, Madelaine y Wendy, en un par de años, formen parte de las autoridades electorales o sean delegadas a las Asambleas del Poder Popular en cualquiera de las instancias, pues la preparación de jóvenes como ellas reafirma que las nuevas generaciones son las encargadas de continuar con la obra imperecedera de la dirección histórica de la Revolución.
Fue un comentario de Lubia Ulloa Trujillo en la voz de Carlos Estrada
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