“Aprendí con ellos, porque el fado es una tradición oral, como el flamenco. Hay que estar cerca, vivirlo; el distanciamiento posterior llega por un proceso natural. Los viajes, las giras, el contacto con otras culturas…”.
Sean finlandeses o brasileños, Mariza aparece sobre el escenario como una diosa, una sacerdotisa.
Allí no se va a oír, se va a sentir. Con su cabello plateado y sus vestidos majestuosos, extiende una atmósfera catárquica, donde a ratos se baila y a ratos se llora.
En su antebrazo derecho lleva tatuada la frase “Solo Dios y yo tenemos la fuerza para iluminar el fado”.
“Fado significa destino”, aclara Mariza.
El texto de este programa fue extraído de la página oficial de Mariza, y de un artículo del diario El País de Madrid, del cual nos hemos olvidado.
Hoy, en LPMR, hemos puesto a la consideración de los oyentes al disco “Fado Tradicional” que la cantante Mariza grabó en 2010.
En este disco, “Mariza regresa a las raíces del fado clásico, sumergiéndose por completo en las tradiciones más auténticas de un género en el que es una de sus representantes más consagradas”, escribe el musicólogo Rui Vieira Nery.