Nació en la ciudad de Guaminí, al oeste de la provincia de Buenos Aires, zona agrícola y ganadera de grandes estancias. Justamente, en una de ellas La Atrevida, trabajaba su padre como capataz, Don Marcos Vattuone.
Heredó el oficio de cantante de su propio padre, que era guitarrero. Tuvo muchos hermanos, pero solo dos mujeres siguieron sus pasos: Elena, llamada Gory, que con el tiempo fue la mujer del poeta Julián Centeya y Nélida.
La propia Nelly me contó que su padre era conocido de Carlos Gardel y, que en varias oportunidades, cuando visitaba la ciudad de Buenos Aires, fueron juntos al Hipódromo.
«Cuando en 1918 Gardel se apareció por el pueblo, junto a José Razzano, mi padre y otros vecinos se pusieron a vender entradas y organizaron la presentación del dúo. El teatro se llenó. Luego pasaron por mi casa. Con mis hermanos observábamos todo a través de una ventana. Mi padre, como buen italiano de entonces, no nos dejaba mezclarnos con los mayores. Me quedó grabada su imagen. Gardel gordo y peinado con raya al medio».
El año 1924 encuentra a Nelly en Buenos Aires. Se presenta a realizar una prueba para completar elenco, ante el conjunto nativista Cenizas del Fogón, y es aceptada de inmediato. El conjunto actúa en Radio Rivadavia, y además de cantar, nuestra muchacha tiene breves participaciones como actriz.
En los años 1932 y 1933, en la misma emisora y en otras radios que ocupaban el mismo edificio (Radio Mayo y Splendid), se presenta junto a su hermana Nélida para cantar a dúo. «Hacíamos temas camperos, ritmos de la provincia de Buenos Aires: milongas, estilos, canciones. Los tangos los hacía yo sola».
Como hecho curioso podemos destacar que las muchachas cambiaron sus nombres, nuestra Nilda pasó a ser Nélida, más precisamente Nelly y Nélida, tomó el Nilda de su hermana.
Poco tiempo después se integró a otro conjunto de parecidas características: Cuadros Argentinos. Un radioteatro de Radio Stentor que, luego de finalizado, se presentaba en diversos escenarios de barrios y ciudades del interior.
«Este grupo tenía la dirección de los hermanos Julio y Alfredo Navarrine, y también de Antonio Molina, con quien me casé en 1935, y fue una desgracia. Estuve casada ocho años y debí separarme a los dos meses, pero el cariño por mi suegra, una segunda madre para mi, me lo impidió».
El entonces famoso actor teatral Enrique De Rosas opinó: «Es la voz diferente».
Sus actuaciones prosiguen y su popularidad se refleja en 1937, cuando un gran plebiscito radiotelefónico de la Revista Caras y Caretas la reconoce como la primera entre las cancionistas.
En 1938, con motivo de presentarse en un cine de la localidad de Valentín Alsina, el locutor tiene el pésimo gusto de apodarla «La Gardel con polleras», y a través del tiempo y hasta el presente, la falta de imaginación y la tilinguería de los presentadores, sigue repitiendo este poco feliz mote.
Es el momento de esplendor de nuestra artista, que se presenta en las principales radios, acompañada por las figuras del momento. Tales los casos de Libertad Lamarque y Agustín Magaldi, entre otros. Las ideas y los libretos de sus programas son hechos por Enrique Cadícamo y Homero Manzi, con quien inicia una relación amorosa que se mantiene por varios años.
Se dice que el tango “Ninguna” tiene su letra inspirada en ella, posiblemente Manzi le haya dedicado algún otro pero de ninguna manera “Malena” que lo escribió inspirado en Malena de Toledo, una cantante argentina que conoció en San Pablo, Brasil, cuando regresaba a Buenos Aires de un viaje a México.
No llegó a grabar en la medida de su éxito y de su calidad, algo habitual para las voces femeninas, no atractivas para las compañías grabadoras.
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