Éstos se quedaban indiferentes ante los famosos himnos norteamericanos o el jazz , pero se entusiasmaron con Mozart.
Fue indudable que los indios de Venezuela tuvieron mayor sensibilidad musical que la mayoría de los señores que yo conozco…
… la conclusión que se obtiene de la lectura de esta breve y seductora historia es que la música es el idioma de las emociones…
… y como tal puede ser comprendida por cualquier ser humano, sin necesidad alguna de palabras, en cualquier época y con independencia de la cultura a la que pertenezca.
Para animar este programa, hoy, en LPMR, vamos a escuchar música de Ukwe Zawose y los Músicos Maestros de Tanzania, en su álbum Mateso de 1994.
¿Quién no ha experimentado el placer de una canción sin necesidad de comprender su letra?
¿Quién no ha sentido alguna vez que la música no necesita traducción?
La idea de que la música es un lenguaje universal parece una idea de sentido común.
Basándose en ella, en el siglo XIX algunas congregaciones misioneras buscaron el apoyo de la música en su esfuerzo por civilizar a las poblaciones de África…
… incluyendo entre sus prácticas la formación de coros indígenas para interpretar música clásica europea.
El bienintencionado objetivo era ayudar a esas poblaciones a superar su primitivismo cultural y espiritual…lo cual, visto desde hoy, nos parece una ingenuidad.
Estos misioneros daban por descontado que los negros africanos podían recibir con provecho el viático musical impartido por Jendel o por Orlando di Lasso.
Después de todo, ¿cómo establecer comparaciones entre el repertorio de canciones nativas, destinadas a alabar el ganado,… y los soberbios, imperecederos corales armonizados a cuatro voces por Yojan Sebástian Baj?
Por más grande que fuera su apasionamiento evangelizador, a poco que pensemos acabará por resultar claro que cuando aquellos misioneros pensaban en la música como lenguaje universal…… se referían en realidad a la música occidental.
Inviten ustedes a cualquiera de sus primos o cuñados a escuchar después del postre una grabación de música tradicional africana, esquimal o del Lejano Oriente…
… la experiencia más común será pensar que esa extraña música será sin duda un documento digno del estudio de especialistas, pero que a nadie se le ocurriría comprarla, al menos habitualmente. En casos extremos, puede haber escenas de pugilato…
Encontraremos esa misma sensación de extrañamiento al escuchar la música de culturas mucho más cercanas, como por ejemplo la música de Marruecos o Argelia.
No nos referimos a la música que en las últimas décadas se etiqueta como música étnica o word músic, productos musicales que utilizan técnicas e instrumentos del pop occidental…
… sino a la música tradicional de esas culturas, anterior al contacto con los instrumentos electrónicos. Folcklore, en una palabra.
En resumen, este ejercicio de escucha casual de músicas ajenas puede terminar con una conclusión: ……no existe razón para que nosotros nos interesemos por la música de los otros; más bien son ellos los que encontrarán ventajas interesándose en la nuestra.
Ése era precisamente el punto de vista de los misioneros que se esforzaban en hacer sonar los corales de Baj en el corazón de África.
También es cierto que, a lo largo de la historia, ha habido casos que ejemplifican un punto de vista más abierto a la diferencia.
Uno de los más notorios es el de la asombrosa expedición militar y cultural a Egipto, dirigida por Napoleón en 1798.
En total, 300 embarcaciones y casi cincuenta mil hombres, entre ellos 167 sabios que viajaban con el propósito de estudiar el país de las pirámides y difundir entre sus habitantes las ideas y costumbres ilustradas.
Había entre estos sabios toda clase de científicos, ingenieros, matemáticos, médicos, pintores… y músicos, entre ellos un musicólogo de nombre Vilató.
Un personaje tan curioso este Vilató, se le daba por conversar con los músicos de los mercados de El Cairo, ante el asombro de los viandantes…
Con el tiempo, Vilató aprendió a entender su lógica musical y a distinguir los méritos relativos de los músicos nativos, y para su sorpresa descubrió que su interés se despertaba hasta el extremo de compartir con ellos, además, las emociones de la música.
Hubo que esperar casi un siglo más hasta que el interés por la música de los otros comenzara a desarrollarse en Europa con el nombre de etnomusicología.
Y no fue hasta los años cincuenta del siglo XX que la etnomusicología se convirtió en una de las especialidades más dinámicas de la musicología, al producir estudios sobre la música de las otras culturas.
La etnomusicología ha aportado desde entonces un enfoque relativista ya comúnmente aceptado, basado en la idea de que la música, lejos de ser un lenguaje universal, adquiere su verdadero significado sólo cuando es considerada como parte del entorno social que la crea y utiliza.
El texto del presente programa pertenece a Emilio Fernández, de un artículo titulado “La música no es un lenguaje universal”, publicado el 3 de Marzo de 2012 en el blog “La musicología excava el cielo”.
Hoy, en LPMR, escuchamos música de Ukwe Zawose y los Músicos Maestros de Tanzania, en su álbum Mateso de 1994.
Zawose fue un destacado músico tanzano, miembro de la etnia Gogo. Tocaba el ilimba , un gran lamelófono similar a los mbira , así como varios otros instrumentos tradicionales. También fue un cantante de gran prestigio.
Él vino a la atención nacional e internacional después que Julius Nierere (entonces Presidente de Tanzania) lo invitara a vivir y trabajar en Dar es Salaam, la antigua capital.