Ambos hacen uso de una necesidad biológica de desarrollarse, mediante la constante reintegración del pensar y el sentir.
Esta necesidad es clave para la expansión del conocimiento consciente.
Si aceptamos las limitaciones de la palabra por sí sola para alcanzar las emociones, también aceptaremos que el arte abstracto, y particularmente la música, apelan directamente a las mismas.