Cuando se lo juzga integralmente como artista, se dice que ha sido tergiversado. Gismonti señala que hace muchos años grabó un disco con Nana Vasconcelos, que se llamó Danza das cabezas.
En Inglaterra, ese disco ganó un premio como mejor disco folklórico. En Alemania ganó otro premio como mejor disco de música culta. En Estados Unidos lo distinguieron en el rubro jazz. Y en Brasil lo premiaron por las dudas.
Egberto Gismonti dice que Villa Lobos expresó como nadie la esencia de lo brasileño. El modo en que pueda ser interpretada esa esencia es otra cosa. Los europeos tocan Villa Lobos como lo que son.
La globalización tiende a una uniformidad del discurso, pero a su vez genera reacciones, como la proliferación de las llamadas músicas étnicas. Gismonti no parece suscribir a esa lógica. Hizo música para ballets, para películas, música acústica, electrónica, trabajó con indígenas, la experiencia más fuerte que le pasó en la vida, y sólo lo movió el deseo de hacerlo.
Dice que ni su anterior disco ni el próximo tendrán algo que ver con la globalización, sino con su condición de artista.
Para el texto de este programa hemos consultado una nota de Carlos Galilea, del 26 de Abril de 2008, publicado en el diario El País de Madrid, bajo el título “El sonido más bello después del silencio” , y una entrevista realizada por Fernando D´addario publicada el 22 de Julio de 2001 en el diario Página 12.
El disco que escuchamos hoy se llama TREM CAIPIRA, de 1985. Corresponde a obras compuestas por Heitor Villa-Lobos.