Y, a partir de los 60, con la idea de la autenticidad, y con el nacionalismo, que empieza a ser parte del pensamiento de izquierda.
Durante la primera mitad del siglo XX, el jazz chocó con los nacionalismos: por algo fue combatido por el régimen nazi.
Los argumentos utilizados fueron similares a los del decálogo de 1943 en la Argentina, donde se buscó –entre otras cosas- de limpiar al tango de impurezas.
El jazz siempre fue una música internacional, hecha en distintas partes del mundo por músicos de diferentes procedencias…Hermanados por esa especie de lingua franca que estaba más allá de las nacionalidades.
No tiene sentido hoy en ningún país hablar de “escuelas nacionales” del jazz: no las hay. Sí hay acentos locales. Algún timbre como el violín o el acordeón en Francia, o el bandoneón en nuestro país.
Algún giro melódico o rítmico particular perteneciente a una tradición geográfica.
Lo interesante en el jazz es que no puede explicarse a partir de la identidad nacional. Ni siquiera ya en EEUU, donde nace siendo regional, muy vinculado a una comunidad particular.
Y se vuelve internacional al poco tiempo.
El jazz logra una especie de identidad transnacional ya desde sus orígenes. Durante aquellos primeros años del siglo pasado, el jazz fue un cuestionamiento al fanatismo.
Y ahora, de nuevo a contrapelo, mientras hay (o quieren que haya) una cultura hegemónica globalizada, el jazz aparece como la música de la memoria.
Hay un jazz hecho en Argentina, hecho por argentinos. Hay estilos personales muy fuertes, en una música en la que los estilos personales son esenciales.
Estilos que pueden identificarse con un lugar, como los de Djiango Reinhardt en el París de los años 30, o el de Dino Saluzzi, que a nadie le deja de sonar argentino...…aunque más no fuera por el sonido del bandoneón, o por ese fraseo que no viene del jazz.
El jazz siempre ha sido muy amplio y generoso desde el punto de vista organológico. Se puede tocar con cualquier instrumento, cosa que no sucede con el tango, que ha sido muy reacio con los instrumentos de viento.
Cuando un saxofonista hace tango, siempre suena un poco extranjero. El tango tiene un fuerte vínculo con los timbres del bandoneón y las cuerdas.
Si bien en el jazz está ese mismo vínculo con los instrumentos de banda, también se puede tocar jazz con cello, cítara, acordeón, arpa o violín. Se trata de un género trashumante. O, más que de un género, de una forma de tocar.
No pasa por escuelas nacionales, del momento que se puede hacer sobre un tema de Cobián, como hace Adrián Iaies, o de Serrat, como Teté Montoliú.
Piazzolla escuchó mucho jazz, sobre todo el que más le intersaba: el cool jazz. Para Piazzolla, el jazz fue una manera de escuchar música, y él buscó trasladar esa manera al tango.
No le interesaban las grandes bandas; lo deslumbraba el ajuste de esos grupos pequeños como el de Mulligan, esa mezcla de libertad y ajuste. La diferencia esencial de su música respecto del jazz fue a nivel composición: nada o poca improvisación; escribía hasta la última nota.
En el jazz la idea de composición es débil, tipo guion abierto, muy elástico. La actitud de “a ver qué sale” es fundamental. Por eso es que sigue siendo grabado en vivo, con todos los instrumentos.
Aunque Piazzolla no haya hecho jazz, tocó siempre con músicos de jazz, y su entorno fue el de los festivales de ese género….…tal vez como consecuencia del aislamiento que sufrió por parte del mundo del tango.
Los comentarios de este programa pertenecen al artículo “La música del azar”, publicado en el suplemento Radar de Página 12, el 19 de Abril de 2004, un diálogo entre Diego Fischerman y Sergio Pujol.
Los intérpretes y temas escuchados fueron:
Astor Piazzolla y Gerry Mulligan: Hace 20 años, Charlie Mariano y Quique Sinesi: Tarde de lluvia en Colonia, Bill Frisell: Gather good things, Ricardo Tesi: Il primo bachio, Rickie Lee Jones: My one and only love, Rodolfo Alchourron: Stadium, Sabina Iannatou: Ballo sardo, German Diaz: Cúmulo con ventrículo izquierdo, Dafer Youssef, Khira, Indicium divinum,
Y nos despedimos con… el Trío Saluzzi-Dauner-Mariano: Plum Island.