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Programa dedicado al maestro Eduardo Rovira.
Programa dedicado al maestro Eduardo Rovira.
Descripción:

Luz para mundos remotos es un programa de radio documental, dedicado a músicas y músicos de nuestro país, Latinoamérica, América del Norte, Europa, Africa, resto del mundo y más allá del Infinito. Dado que la música es una sola, no nos remitimos a ningún género en especial. Es por eso que aquí podrán tomar contacto con aquellas expresiones más creativas que existen en los ámbitos geográficos mencionados arriba. Cada programa está generalmente dedicado a un compositor y/o intérprete. Según como nos cuadre, comentamos parte de su biografía, o la historia del género al que pertenece, o, en algunos programas más intrépidos, resumimos comentarios de algún autor que trate de la relación entre la música y la mente, la psicología, el desarrollo humano, la terapia, el contexto sociopolítico o cultural. La duración del programa es de 60 minutos. Según dónde estén alojados, pueden ser escuchados online o bajarse a la computadora. Los distintos podcast son de libre disponibilidad para todos aquellos que consideren de interés incluirlo en la programación de sus emisoras. La única condición es ponernos en aviso vía mail (musicasremotas@gmail.com) o facebook. Para facilitar la bajada de los distintos audios, los hemos editado con una calidad de sonido aceptable para escuchar por emisoras de FM. Actualmente, el programa se emite los Domingos a las 13 horas y los Miércoles a las 17 en la FM 99.9 de Rio Colorado, en la Patagonia Norte argentina. Los horarios son un poco difusos a veces, de acuerdo al humor de los operadores. Tengan paciencia. Pueden tomar contacto con todos los podcast en nuestro blog (luzparamundosremotos@blogspot.com) o en nuestra cuenta de Radioteca (http://radioteca.net/userprofile/luz-para-mundos-remotos/ ). Aquellos que se vean gratamente sorprendidos por determinado compositor y/o intérprete, pueden ir a comprarse el disco que quieran, para lo cual los alentamos calurosamente. Hoy tomamos contacto con la obra del compositor y bandoneonista Eduardo Rovira.

Libreto:
Quizás se trate del músico más olvidado de la historia del tango. Cuando tuvo un puñado de seguidores, en los primeros años 60, de cualquier modo se lo ubicaba a la sombra de Piazzolla.

La recuperación reciente de su obra demuestra que el maestro vanguardista Eduardo Rovira tenía composiciones y ejecuciones deslumbrantes.

Su música, gran desconocida, no parece haber sacado ningún provecho del revival del tango. Pero alguna vez se lo escuchó con cierta atención.

Rovira supo tener seguidores devotos, a comienzos de los 60, cuando desde el Aula Magna de Medicina o en Gotán, el boliche del Tata Cedrón, sus enrevesados contrapuntos dejaban al público sin aliento.

Aquello duró menos que una primavera, y la música se fue alejando de los escenarios, de los estudios de grabación, y de la agenda de los medios.

Rovira pasó sus últimos años en La Plata, componiendo para sí mismo un corpus tan notable como incógnito: 80 tangos, 50 piezas de cámara, y 25 obras sinfónicas. Alguien, alguna vez, se animará con ellas.

Gracias a Roberto Rovira, su hijo, y a la gestión de la Universidad Nacional del Litoral, dos discos de Eduardo Rovira fueron publicados en 2006: “A Evaristo Carriego” , “Tango en la Universidad”.

En ambos se destaca el virtuoso trío que Rovira formó con Rodolfo Alchourron en guitarra y Fernando Romano en bajo.

Hace unos años, Oscar del Priore y el sello Acqua records exhumaron otros dos trabajos : “Sónico” y “Que lo paren”.La música de Rovira es definitivamente vanguardista, si por eso entendemos un vínculo crítico con la tradición. Y una cierta idea de futuro.

Hacia fines de los años 50, Rovira ya había trabajado en las orquestas de Goñi, Gobbi y Maderna. Los códigos del tango .para algunos estaban agotados.

Hoy muchos evocan con nostalgia aquel momento de pleno empleo tanguero, y darían lo que no tienen para volver al pasado. Pero conviene no olvidar cuánto de rutinario y conservador tenía aquel mundo. Y qué poco atractivo resultaba el género para cualquier joven con alguna inquietud estética.

Confiado en el capital simbólico de su formación, Rovira se propuso volcar en el tango las lecciones de armonía y contrapunto de su maestro Pedro Aguilar.

Quiso probar otras cosas, yendo hacia un amplio rango de referencias clásicas: de Bach a Schoenberg, del mismo modo que Piazzolla había irritado a sus compañeros de la orquesta de Troilo con ideas aprendidas con Ginastera.

Rovira nunca ocultó la influencia del Octeto Buenos Aires del 55. Fue la soledad compartida, el ser minoría ilustrada, lo que los acercó con Piazzolla.

Solo ellos dos, entonces, se identificaron con el vanguardismo. No deja de ser irónico que el karma de Rovira haya tenido como origen la singularidad de su aventura sonora.

Si se hubiera limitado a ser arreglador y bandoneonista de grandes orquestas, hoy su nombre sería venerado por los amantes del tango del 40.

Con una riqueza musical fuera de lo común, los rescates discográficos revelan con fidelidad el talento del músico más olvidado en la historia del tango.

Sus ideas de composición y ejecución son tan personales que se tiene la impresión de estar escuchando, más que la confirmación de un estilo, el nacimiento de un género.

Rovira no le temía a la armonía más avanzada: llegó a escribir tangos atonales. Aunque en algún caso puede pensarse que abusaba de estos saberes, su picardía rítmica y la melancolía un tanto velada de sus melodías, lo devolvían en seguida a la corriente del tango.

Pero quien se regale en alguna de sus composiciones, se asomará a un mundo nuevo, aquel que se creía posible hace más de 40 años.

Hoy, en LPMR, escuchamos música del bandoneonista argentino Eduardo Rovira, perteneciente al disco “Sónico” que el sello Acqua Records lanzó en 1997, a partir de grabaciones realizadas en 1968.

Acompañaron a Rovira en aquella Agrupación de Tango Moderno Salvador Bocha Drucker en guitarra y Néstor Tucuta Mendy en contrabajo.

El texto de este programa pertenece a Sergio Pujol, de su artículo “Tango sónico”, publicado en el suplemento Radar de Página 12 el 17 de Septiembre de 2006.


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