Nacido en El Vendrell, Catalunya, en 1876, y murió en Puerto Rico, a los 97 años, en 1973.
Su longevidad le hizo ser un testigo y un jalón únicos en la historia de la interpretación.
Pau Casals debutó en Paris en 1899, con 22 años.
Su carrera tuvo alcance mundial, por un tiempo interrumpido por su silencio voluntario durante la guerra civil española.
Más que ningún otro de sus colegas, Casals influyó en la evolución del estilo, del gusto, y de las costumbres vinculadas a su instrumento, el cello.
Se dice que fue él quien ha hecho entrar al cello en el siglo XX, como lo han reconocido sus pares.
Como intérprete, aportó cambios innovadores en la ejecución del cello, introduciendo nuevas posibilidades técnicas y expresivas.
Comprometido con su tiempo, Casals no les esquivó a ciertas manifestaciones políticas.
En 1917, anunció no volver a tocar en Rusia, tras los sucesos de la Revolución.
En 1931,, mostró su aprobación por la Segunda República Española, pero luego tomó distancia.
En 1933, rechazó una invitación para actuar en Alemania, a causa de la llegada al poder de Hitler.
En 1936, con el estallido de la Guerra Civil, se declaró públicamente a favor de la República.
Con la consolidación del franquismo, decidió exiliarse primero en Francia y luego en Puerto Rico.
Más allá de su carrera como músico, Casals mantuvo siempre una incansable dedicación a la defensa de la paz y la libertad.
Lo hizo a través de conciertos benéficos, acciones humanitarias, y diversas intervenciones en la Asamblea de las Naciones Unidas.
A lo largo de su vida dejó constancia de su compromiso a favor de la clase trabajadora, los refugiados y los exiliados.
Casals siempre afirmó su españolidad, que compatibilizó con su catalanismo militante.
Soy catalanista pero no separatista, decía.
Tras la muerte de Casals, se realizó un homenaje póstumo en la capital mexicana, con la presentación de su oratorio “El Pesebre”.
El texto del programa fue extraído de la Wikipedia, y de la página paucasals punto org.
Dedicamos el programa a la chica de enfrente, que se escapó del bulín.