Sigue siendo el Gato, claro, pero entre una y otra versión han pasado, además de 50 años, muchas otras cosas: un exilio voluntario y sin retorno, la fama asegurada y un Grammy en el bolsillo gracias a la banda de sonido del famoso film de Bernardo Bertolucci Ultimo tango en París.
http://www.pagina12.com.ar/1999/99-02/99-02-19/pag21.htm