A lo largo de su dilatada carrera, Stanko trabajó con estéticas muy diferentes, aunque siempre fiel a su personal estilo con el instrumento, tan lírico y profundo como rasposo y afilado.
Este trompetista pasó por diferentes etapas, en las que sus composiciones y su instrumento estuvieron siempre en la élite del jazz europeo.
A partir de los años 90 retomó su relación discográfica con el sello discográfico ECM —en el que ya había publicado el excelente Balladyna en 1976—, grabando joyas como Leosia o Litania junto al pianista sueco Bobo Stenson…
… e inaugurando una etapa de madurez marcada por la búsqueda de la excelencia en el sonido.
Stanko dio muestras de su enorme talento desde el principio de su carrera, destacando en la escena de su país de forma meteórica.
A principios de los 60 formó el grupo Jazz Darings junto a Adam Makowich, con el que actuaron asiduamente y ganaron un concurso local de grupos aficionados en 1962.
Pocos meses después, el trompetista conoció en el club Helion de Cracovia a Krisztof Komeda, patriarca del jazz polaco y uno de los más importantes compositores del siglo XX, que le invitó a tocar con él en 1963.
En 1965 grabaron el álbum más importante de la historia del jazz polaco, Astigmatic, y poco después de la prematura muerte de Komeda el trompetista publicó su primer disco como líder, Music for K, en recuerdo de su maestro.
Stanko estuvo activo ininterrumpidamente desde primeros de los 60 hasta febrero de 2018.
El último disco de estudio que grabó, December Avenue, se había publicado en marzo de 2017.
Su muerte deja huérfano tanto al jazz polaco, que pierde a su figura más prominente e influyente, como a la música improvisada en Europa.
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