FECHA: 15 de marzo de 2018
REDACTOR: Jorge Wejebe Cobo
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Protesta de Baraguá, la intransigencia que salvó la Revolución.
El general español Arsenio Martínez Campos no alcanzó mayor gloria en batalla frente a los cubanos, pero fue inteligente y hábil en aprovechar la desunión, el cansancio y la traición entre los insurrectos durante la Guerra de 1868, lo que abrió el camino a la rendición que significó el Pacto del Zanjón y seguro de su éxito con ese documento en la mano se encontró en la mañana del 15 de marzo de 1878 con Antonio Maceo, en Mangos de Baraguá, sin imaginarse que ese día fracasaría en todos sus planes.
La labor conciliadora del mando español estaba justificada en una triste realidad que imperaba entre los cubanos al cabo de 10 años de guerra. Máximo Gómez escribió en su diario poco antes del hecho: “Se nota una desmoralización completa y los ánimos todos están sobrecogidos; tanto por las operaciones constantes del enemigo como por la división de los cubanos”.
También Tomás Estrada Palma, presidente de la República en Armas, fue detenido por una delación y su sustituto, Francisco Javier de Céspedes, renunció al cargo y Gómez dimitió como Secretario de la Guerra. La insurrección prácticamente estaba descabezada de sus órganos de dirección y todo era favorable al Pacto del Zanjón.
Entonces para el jefe español, ya avezado en quebrar voluntades en anteriores entrevistas, todo se reducía en impresionar a su interlocutor, reconocer con palabras altisonantes su sacrificio, pero sin dejar de calificarlo como inútil y defender las posibilidades de una paz con España a cambio de dudosas promesas de reformas y finalmente desplegar el documento con las condiciones del Pacto del Zanjón, listo para que fuera firmado .como esperaba ocurriera en esta ocasión.
Pero Maceo trastocó el guión del jefe español y sin esperar por más formalidades le comunicó el desacuerdo con el pacto firmado, porque no establecía la independencia de Cuba ni la abolición de la esclavitud.
Según testigos del hecho, Martínez Campos, se vio desconcertado ante tal actitud que evidentemente no estaba en sus planes y lo único que acordó en la entrevista fue el reinicio de las hostilidades en un plazo de 8 días para que las tropas pudieran regresar a sus respectivos territorios.
Fue entonces que la tensión se rompió cuando el capitán cubano Fulgencio Duarte exclamó: “¡Muchachos, el 23 se rompe el corojo!”, mientras que Martínez Campos espoleó su caballo y partió a galope del lugar.
Desde ese día el ideario patriótico cubano tendría otra referencia en la manigua irredenta, que pasaría a la historia como La Protesta de Baraguá.
Aunque las claves de esa intransigencia ante la traición se encuentran más allá de la anécdota, en la condición del Titán de Bronce, el mulato de cuna humilde que inició la contienda como simple soldado junto a su heroica familia, representó la figura más destacada en el proceso de radicalización del liderazgo entre las clases populares en la primera guerra de independencia.
Fue un comentario de Jorge Wejebe Cobo en la voz de… y la realización de…
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