En nuestro viaje virtual por localidades riojanas, hoy hacemos un alto en Haro, cabecera de comarca.
La villa de Haro es una de las poblaciones más prósperas y vitales de La Rioja. Se sitúa en la esquina noroeste de la comunidad. Su actividad económica se centra principalmente en la viticultura y la elaboración de vinos de calidad, siendo además las bodegas uno de los principales atractivos turísticos, recibiendo anualmente a miles de visitantes.
Cuenta además con un importante patrimonio arquitectónico y urbanístico, entre el que sobresale la portada principal de la iglesia de Santo Tomás, obra de Felipe Vigarny, sus numerosos palacios y el casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1975.
Destacar su tradicional Batalla del Vino, Fiesta de Interés Turístico Nacional; la tercera procesión de faroles más antigua de España; que fue la primera población española que dispuso de alumbrado público por electricidad; y una de las siete poblaciones no capital de provincia que tuvieron una sucursal del Banco de España.
Por el municipio transcurre el río Ebro y el río Oja-Tirón. El primero entra por el norte, proveniente de Miranda de Ebro, por la zona de las Conchas de Haro, donde separa los Montes Obarenes de la Sierra de Cantabria. El núcleo principal de población se encuentra rodeado por tres cerros: cerro de la Mota o el Castillo, cerro de Santa Lucía, en el que se sitúan los depósitos del agua, aprovechando que se encuentra por encima del resto de la ciudad, y el cerro de Santo Domingo. Durante siglos, la población ha permanecido situada entre estos cerros, debido a este estrangulamiento natural, expandiéndose a finales del siglo XX por los llanos existentes en dirección a Gimileo.
La iglesia de Santo Tomás Apóstol, del siglo XVII, declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1931, es la iglesia más antigua que conserva Haro. Se sitúa en el casco antiguo de la villa, en el Cerro de la Mota. También destaca entre los monumentos el viejo torreón que se encuentra en una de las esquinas de la Plaza de la Paz, que es uno de los escasos restos medievales que quedan en Haro. Es del siglo XIV y se ha restaurado para albergar la sección de arte contemporáneo del Museo de La Rioja. Se trata de una de las torres de la muralla de Haro que defendía la puerta de San Bernardo, que se conserva junto a ella y la Basílica de la Virgen de la Vega se encuentra extramuros, en el paraje de la Vega. Alberga la imagen gótica de la Virgen de la Vega, patrona de Haro.
En el plano de la arquitectura civil señorial, Haro destaca por su importante colección de palacios de los siglos XVI, XVII y XVIII. Estos palacios se encuentran en desigual estado de conservación advirtiéndose en varios de ellos el fatídico "mal de la piedra" que parece disolver muros y esculturas.
El más antiguo es el palacio de Bendaña o Paternina, situado junto a lo que fue parte de la muralla y acceso a la ciudad intramuros. Es un palacio renacentista con restos mudéjares y buena decoración exterior en ventanales y puerta. Otra de las casonas sobresalientes de Haro es el Palacio de los Condes de Salazar.
La ciudad cuenta con algunas de las bodegas más antiguas de La Rioja, entre ellas Rioja Santiago, la segunda más antigua de la denominación de origen Rioja, habiendo sido inaugurada en 1870. Las bodegas cuentan con kilómetros de galerías horadadas donde criar y mantener los vinos. El denominado Barrio de la Estación recoge la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo.
Y este ha sido nuestro breve recorrido virtual por Haro, la capital del vino en La Rioja.