-¿Ya fuiste con los maestros?, preguntan las miradas de las y los compas.
-¿Puedes leer en mis pasos la esperanza?, contesta el grillo, preguntando.
Así nos dan la bienvenida; así abrazamos al compArte, y nos abrazamos, caminando la mirada y el oído atento que somos.
-¿Cuándo inició el compArte, compas?
-¿Será acaso cuando compartieron la comida con los maestros y las maestras?
-¿O antes?
-¿Cuando anunciaron que cancelaban la participación los compas?
-¿Ya estaban afinados los martillos en 1994?
-¿Ya sabían bailar antes del 94?
-¿Se habrán perdido lo mejor del compArte todos los artistas invitados?
Siempre habrá preguntas si bailas con dos pies izquierdos y no le concedes ni una pieza a la derecha.
Los zapatistas nos increpan: "¿qué viniste a compartir?", "¿por qué viniste a compartir?"
El grillo-bailador está formulando varias preguntas para responder.
El mal gobierno, por su parte, nos pregunta si tenemos miedo. ¿Escuchan?, preguntan los zapatistas. ¿Será el sonido de su mundo destruyéndose y el de nosotros renaciendo? Los maestros hoy responden con arte, nos preguntan por la libertad. ¿Acaso el compArte inició en el campamento de resistencia popular, a la entrada de San Cristóbal? Contra cualquier pronóstico del mal gobierno, en las barricadas también se respira esperanza.
En el arte de la guerra, no hay descanso. La cuarta guerra mundial es una guerra total, es decir en todas partes, todo el tiempo. Las resistencias tienen que ser cada vez más creativas, pues la máquina atenta contra cualquier espacio de libertad, contra la esperanza, la alegría. En una palabra, la máquina está contra la humanidad. Por eso atacaron a los maestros el día 20 de Julio, justo un día después de celebrar con ellos el CompArte. Sin alegría, sin esperanza, sin arte, no se puede entender el ritmo de los martillazos en el CIDECI. No se entienden los pasos de baile sin prisa, pero sin pausa del grillo. Acá abajo, no dejamos de crear otros mundos.