FECHA: 12-05-20
REDACTOR: Elizabeth Reyes Tases-Tomás Noda
Rafaela, 36 años dedicados al milagro de la vida.
Con 36 años de experiencia en la profesión, la cubana Rafaela Amita Hernández, vecina de esta ciudad oriental, afirmó que a un enfermero no le pueden faltar la empatía por el paciente que tenga al frente, la ética, el amor, ni la capacidad de sentir el dolor ajeno como propio.
Trabajadora del hogar materno Mariana Grajales, de la capital de la provincia de Granma, comenzó su vida laboral en el hospital clínico-quirúrgico docente Carlos Manuel de Céspedes, donde transitó por el salón de parto y el servicio de neonatología.
Siempre vinculada al Programa Materno Infantil (PAMI), ha enriquecido su licenciatura con amplios conocimientos sobre las principales especialidades que tributan al mismo, y fuera de Cuba pudo constatar diferencias y valorar aún más los empeños de la Revolución para garantizar la salud de las embarazas y los niños.
Así fue durante su misión internacionalista en Argelia, entre 2012 y 2016, cuando la impactó mucho la realidad de esa nación del norte de África en comparación con la atención integral que reciben las gestantes en Cuba.
Con la fuerza de sus vivencias, Rafaela ponderó la genética médica cubana, vital para el buen desarrollo y feliz nacimiento del feto, así como la preparación a las futuras madres en las etapas pre y postnatal.
Son esencias y desvelos de la Salud Pública en la mayor de las Antillas, de los cuales ella también ha sido protagonista en 18 años de labor en el Mariana Grajales, donde brindó sus conocimientos y esfuerzos como jefa de enfermeras, directora en funciones y actualmente enfermera asistencial.
La intensidad marca el día a día, la labor e interacción con pacientes y familiares demandan mucho de los profesionales de Enfermería, quienes deben llevar a la par derechos y deberes, comprensión y exigencia, sin faltar nunca al respeto y la ética, subrayó Amita Hernández.
El amor es la clave –dijo- siempre hay que tratarlas con cariño porque el hogar materno debe parecerse a la casa, y como mujer sé que el embarazo nos pone muy sensibles.
Además del componente asistencial, asume funciones docentes con otras enfermeras y actividades educativas para las embarazadas, por todo lo cual resaltó que el apoyo y la comprensión de la familia propia resulta imprescindible.
Explicó que en condiciones normales trabajan ocho horas, con descanso solamente los domingos, pero en la actual batalla contra la COVID-19 están laborando 12 horas, en días alternos.
Por ello agradeció la incondicionalidad de su esposo e hijos, sin los cuales no hubiera podido enfrentar retos, acumular buenos resultados y sentirse satisfecha con su profesión, aunque todavía siente que puede dar un poco más, sentenció.
Rosa Ledis Miranda López, supervisora de enfermería, destacó que Rafaela es ejemplo ante el colectivo, y para ella en particular resultó una verdadera maestra, pues sus conocimientos y experiencia le sirvieron de guía desde la llegada al hogar, hace dos años.
SONIDO: TEMA DE PRESENTACION
Audio disponible en esta dirección: https://radioteca.net/userprofile/ain_cuba/