A pesar del gran trabajo que se hace en la prevención del VIH, nuestro mundo está profundamente marcado por el estigma y la discriminación a las personas con VIH. El mensaje de Juan el Bautista en el Evangelio de esta semana nos exhorta a predicar el arrepentimiento de los pecados, pecados, pecados que cometemos al marginar, destruir, estigmatizar, callar ante una injusticia que se está cometiendo a una persona con VIH, o simplemente no hacer nada en función de la defensa de la dignidad humana.
El arrepentimiento no puede existir sin la conversión del individuo, por lo tanto el cristiano que lleva el proceso de adviento y escucha en su corazón este Evangelio, debe de actuar en defensa de los hermanos a los que se les violenta mediante la discriminación y la negación de sus derechos fundamentales.
Sigamos hermanos y hermanas el ejemplo de Juan el Bautista, mediante señales claras de acciones concretas que estamos preparando caminos limpios en nuestros corazones para la llegada de nuestro Salvador.
Amen.