Veía el mundo desde la atalaya de los años, distinguía la luz y las sombras que emanaban las personas de su entorno: Había inocencia en los niños, picardía en el chaval, magia en la niña mujer, fuerza en el joven, sabiduría, maldad.. Comprendió que no importaba el" donde" sino el "cómo". Decidió: me haré
Tras mirar más allá de aquellas casas que tenían formas de dunas de aquel reino de arena en que había convertido aquel desierto, gracias a su efímera imaginación, sopesó la posibilidad de volar cual Ícaro pero prefirió andar por aquel camino polvoriento lleno de espinas; sabía, no obstante, que pronto vería los pétalos que completaban las rosas que alguien esparció con su perfume.
Apenas había caminado unos pocos metros cuando, tras una duna, divisó frente a él un pequeño rosal...un único rosal en medio de aquél desierto.
Se acercó a la única rosa que le quedaba e inspiró su perfume.
Entonces, como si de un pintor se tratase pintó en el lienzo de su mente un jardín perfecto, repleto de árboles, rosales e infinidad de plantas con colores intensos, y trazó senderos por donde continuar sus pasos...
MARAVILLOSO EN TODOS LOS SENTIDOS. DELEITA EL ALMA EL RELATO. GRACIAS POR TUS TRABAJOS. BESITOS DULCES.