LOCUTOR La respuesta correcta es la A, las ocho horas de trabajo. Aunque parezca increíble, en aquellos años la jornada laboral en Estados Unidos y otros países era de 18 horas diarias. El movimiento socialista que desembocó en la huelga del Primero de Mayo de 1886 tenía una consigna clara: ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa.
Últimas palabras de Albert Spies, uno de los mártires Chicago, antes de ser ahorcado el 11 de noviembre de 1887:
SI CREÉIS QUE AHORCÁNDONOS PODÉIS ACABAR CON EL MOVIMIENTO OBRERO... EL MOVIMIENTO DEL CUAL LOS MILLONES DE OPRIMIDOS, LOS MILLONES QUE LABORAN EN LA MISERIA Y LA NECESIDAD ESPERAN SU SALVACIÓN, SI ÉSTA ES VUESTRA OPINIÓN, ¡ENTONCES AHÓRCADNOS!... AQUÍ PISOTEÁIS UNA CHISPA, PERO ALLÍ Y ALLÁ, DETRÁS DE VOSOTROS, FRENTE A VOSOTROS, Y POR TODAS PARTES, LAS LLAMAS SURGIRÁN. ES UN FUEGO SUBTERRÁNEO. NO LO PODRÉIS APAGAR.