Rodrigo Sola es un joven abogado que viene trabajando y colaborando con distintas comunidades indígenas, principalmente en el norte de nuestro país. Desde hace unos años, en el 2014, ingresó a trabajar en la Defensoría del Pueblo de la Nación, desde la Oficina de Derechos Indígenas, y desde allí pudo acompañar y asistir a distintas comunidades indígenas que sufrían diferentes conflictos. Lamentablemente, como viene sucediendo hace unos años, especialmente con el gobierno actual, en donde priman los recortes presupuestarios, y el hecho de que desde hace 9 años el cargo de Defensor se encuentra vacante, el importante trabajo que venía realizando la Defensoría ha venido achicándose. Sola, que es especialista en Derecho Indígena, fue despedido el primero de marzo pasado a través de un correo electrónico, sin indemnización ni explicación alguna, pero todo hace suponer que al margen de ser una “medida presupuestaria”, tuvo que ver con un incidente durante una visita del gobernador de Jujuy y el Presidente Macri con el obispo de Humahuaca, Pedro Olmedo; y como Rodrigo fue recomendado por el obispo, considera que puede ser una represalia de corte político. Este despido, que Sola consideró “arbitrario y discriminatorio”, no sólo lo tiene a él como damnificado, sino también y lo que es peor, a todos aquellos hermanos indígenas que en algún momento necesitarán del apoyo de la Defensoría y evidentemente no lo van a tener.