Radioteca ya no recibe más audios. Los audios existentes permanecerán en línea.

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Por falta de fondos, desde junio de 2020, este portal de intercambios se encuentra congelado. Ha sido imposible mantener activo el sitio que ha crecido constantemente desde que se abrió en 2006. Queremos agradecer a quienes, de una u otra forma, apoyaron esta iniciativa de Radialistas Apasionadas y Apasionados: la oficina de UNESCO en Quito por aportar el empujón inicial; a CAFOD por confiar siempre en nuestras iniciativas; a HIVOS y la DW-Akademie por sus apoyos para ir mejorando la web y mantener el servidor; a Código Sur por sostener técnicamente Radioteca la mayoría del tiempo que estuvo activa; a Roberto Soto por su solidaridad técnica en estos últimos años; y la Red de Radios Comunitarias y Software Libre que, junto a Guifi.net, permiten que esta versión final de Radioteca siga en línea y no se pierdan nunca los audios que muchas radios nos confiaron a lo largo de 14 años.

Recomendamos Archive.org para guardar tus audios online.

Sábado 5 de mayo
Descripción:

Lecturas Diarias

Libreto:
Como dice el Espíritu Santo en la Escritura: «Si hoy escuchan ustedes lo que Dios dice, no endurezcan su corazón como aquellos que se rebelaron y pusieron a prueba a Dios en el desierto…, hermanos cuídense de que ninguno de ustedes tenga un corazón tan malo que se aparte del Dios viviente por no creer en él. Al contrario, anímense unos a otros, cada día, mientras dura ese “hoy” de que habla la Escritura, para que ninguno de ustedes sea engañado por el pecado y su corazón se vuelva rebelde.

Hebreos 3, 7-8 y 12-13

Estamos rodeados de carteles. En la calle vemos “velocidad má-xima 40 km/hora”; en los edificios leemos “peligro riesgo eléctri-co”, estamos rodeados de casas que nos avisan “cuidado con el perro”. Los carteles de advertencia sirven para cuidarnos.

Y este versículo es un cartel de advertencia, está para despertar-nos, nos previene para que no le demos la espalda al Dios vivien-te. ¿Qué cristiano lo haría? Pero esto ocurre más comúnmente de lo que nos atreveríamos a aceptar. Cuando ignoramos a quienes nos piden ayuda, le damos la espalda a Dios.Cuando olvidamos de orar porque queda tapado por todas las distracciones de la vi-da diaria, le damos la espalda a Dios. Cuando no perdonamos, le damos la espalda a Dios. Y podríamos seguir enumerando más situaciones.

Pero Dios nos da la esperanza mostrándonos una solución: Anímense unos a otros todos los días para que su corazón no se vuelva rebelde. Todos los días necesitamos a alguien cerca de nosotros que nos ayude a no alejarnos de Dios.

¿Quién te va a ayudar hoy para evitar que le des la espalda a Dios? Y vos, ¿a quién vas a ayudar?

Gabriela García Feege – Janecki

Hebreos 3,7-19


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