Zacarías 4,6
Zorobabel gobernaba en Jerusalén, y le tocó la tarea de reconstruir el templo. Dios se revela rompiendo los esquemas conocidos de los poderes de la violencia, el maltrato, las guerras, la opresión y la represión. El Espíritu de Dios permite reconocerlo actuando, por ejemplo, en la reconstitución de la vida espiritual, las relaciones interpersonales y en todo aquello que implica el engrandecimiento de la sociedad. El templo formaba parte de esa perspectiva. No se trata aquí de despreciar las individualidades sino de fortalecer la vida comunitaria gracias al Dios que permitió retornar a los exiliados y comenzar a construir el nuevo templo. Les dio la oportunidad para un nuevo comienzo espiritual, social y material.
En Adviento es bueno recordar que Dios irrumpe en nuestra historia a través de Jesús, el Mesías e Hijo de Dios que viene como todo humano desde el vientre de una mujer.
Entonces María dijo: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Pues se ha dignado a mirar a su humilde sierva… (Lucas 1,46-48ª)
Wilma E. Rommel – Álvaro Michelin Salomon
Zacarías 4,1-14