FECHA: 04-05-18
REDACTOR: Onelai Chaveco
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Sara, simplemente Sara.
Según la investigadora María del Carmen Barcia Zequeira en su investigación Oficios de mujer: parteras, nodrizas y “amigas”, publicado en 2015 “para una mujer es imposible olvidar su parto, de igual forma se recuerda a todo lo que contribuyó a traer un hijo al mundo, cualesquiera que fuesen las circunstancias de ese acontecimiento.
“Posiblemente el acto de parir – continua Barcia Zequeira- sea el más particular y femenino de todas las acciones de la vida cotidiana, éste queda registrado para toda la vida y con una especial carga emotiva en la memoria de las mujeres y por supuesto de toda la familia”.
También las comadronas o parteras no pueden olvidar ningún parto, porque en sus manos, destreza e inteligencia va la vida de la parturienta y del feto. Por eso Sara recuerda como en flashazos aquellas tantas ocasiones en que tocaron a su puerta en busca de su servicio
“Una vez tuve que hacer un parto solo con la luz de un candil, apenas se veía. Y otro día me vinieron a buscar a caballo porque en el río cercano una mujer que estaba lavando le comenzaron las contracciones, debí traer al bebé dentro del agua.
“Fueron muchos partos tantos que ahora en la calle muchos me llaman madrina y me saludan con respeto pues mis manos lo recibieron en este mundo y le corté el cordón umbilical”.
Además de la madre, la familia y la comadrona, el momento de parir también ha sido reconocido por la ONU, al declarar el cinco de mayo como el Día Internacional de las Parteras, un gesto para reconocer a ese oficio tan humano.
Aunque en Cuba ya no se utiliza el término porque ahora hay una mayor especialización de la medicina y esa especialidad gineco-obstetricia, la universidad de la Habana graduó hasta el año 1856 en que cerró sus puertas a comadronas y parteras.
El acceso de la mujer a la universidad encontró muchas trabas debido a las desigualdades y barreras socioculturales construidas sobre el género.
Ante la Junta Superior Gubernativa de Medicina y Cirugía, que fue creada por Real Cédula de 1830 debían rendir exámenes las muchachas que optaran por el título de comadronas, de los cuales fueron expedidos solo 15 entre 1836 a 1842 en que terminó sus funciones dicha institución, según plantea el doctor Gregorio Delgado García en su investigación titulada Presencia de la mujer en la historia de la medicina cubana.
A la cifra ínfima de mujeres con acceso a las aulas se unió otras condicionantes negativas que afectaban a las féminas tales como el hecho de ser pobre y negra, razón por las cuales mucho menos ellas podían aspirar a alcanzar una superación académica.
A la par, el oficio de comadronas o parteras por ser tenido como de poca monta siempre fue relegado a las mujeres negras, de ahí que quienes accedieron a esos estudios fueron en mayoría muchachas negras o mulatas.
Fue un comentario de Onelai Chaveco en la voz de… y la realización de…
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