FECHA: 2 mayo de 2018
TEMA: Ser un cocinero precoz asegura adultez saludable.
REDACTOR: Alain Amador
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN.
LOC: Tener buenas habilidades de cocina en la adolescencia, y confiar en ellas, lleva a una menor cantidad de platos de alimentos poco sanos, más comidas familiares, y a una preparación más frecuente de platos con verdura en la edad adulta.
Ello, evidentemente tiene beneficios a largo plazo para la salud, según las conclusiones de una nueva investigación.
Poseer habilidades culinarias con las que preparar platos variados tiende a resultar beneficioso para una correcta nutrición y por tanto para la salud, al menos hoy en día, pero en cambio cada vez se cocina menos en casa y es raro que se enseñe en la escuela a cocinar.
El efecto de adquirir conocimientos de cocina cuando se es joven puede que no se perciba de inmediato, pero sí resulta evidente en la edad adulta, cuando las personas tienen más oportunidades de cocinar y más responsabilidades a la hora de decidir qué platos preparan.
Así lo explica JENNIFER UTTER, de la Universidad de AUCKLAND en Nueva Zelanda, y miembro del equipo de investigación.
VOZ MUJER NEOZELANDÉS: “En el estudio trabajamos con una extensa muestra de población. Hicimos un seguimiento de los participantes a lo largo de un periodo de DIEZ años.
Informaron sobre su nivel de habilidades culinarias cuando sus edades estaban comprendidas entre los DIECIOCHO y los VEINTITRÉS años; además recogimos datos relacionados con la nutrición”.
Las preguntas permitieron evaluar el nivel de habilidades culinarias, cuán frecuentemente la persona preparaba un plato que incluyera verdura, cuán a menudo comía en familia, y cuán frecuentemente comía en un restaurante de comida rápida.
En este sentido, no hubo diferencias en cuanto a las habilidades culinarias en función del sexo, la etnia o el nivel educativo.
Eso sí, el nivel de destreza en la cocina predijo múltiples indicadores sobre el estilo de alimentación en la edad adulta, incluyendo una mayor probabilidad de preparar un plato con verdura la mayoría de los días y un menor consumo de comida chatarra.
Si el sujeto de estudio cuyas habilidades culinarias eran buenas tenía familia, entonces comía más frecuentemente con ella, eran menos las ocasiones en que se consumía la citada comida rápida, y tenía menos dificultades para preparar platos.
Las oportunidades que tengan los adolescentes para desarrollar habilidades culinarias podrían resultar beneficiosas a largo plazo en cuanto a su bienestar nutricional, concluye UTTER.
Novedades de la ciencia y la tecnología por medio de Alain Amador, Yosdani Muñoz y Yasney Crespo.
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