FECHA: 19 de marzo de 2018
REDACTOR: Marta Gómez Ferrals
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Sergio González, El Curita: a 60 años de su asesinato.
El 19 de marzo de 1958 apareció en una calle de La Habana el cuerpo sin vida y cruelmente ultrajado del revolucionario Sergio González López, también llamado cariñosamente El Curita, jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en la capital.
Junto al suyo, fueron encontrados los cadáveres de sus compañeros de lucha Juan Borrel y Bernardino García Santos (Motica), con similares evidencias de torturas. Sergio había desaparecido el día anterior, cuando participaba en actividades conspirativas contra la dictadura batistiana.
Corría el último año del régimen de terror encabezado por Fulgencio Batista y el mes de marzo se mostraba particularmente ensangrentado en Isla.
Faustino Pérez, Jefe del Movimiento 26 de Julio en La Habana, describió al inolvidable Sergio El Curita como el alma de esa organización, protagonista de acciones contra objetivos económicos e instituciones vinculados al aparato del gobierno represor.
De origen campesino, Sergio González nació el 29 de octubre de MIL 921 en la localidad de Aguada de Pasajeros, en la antigua provincia de Las Villas.
Sergio tuvo tempranamente la intención de seguir la carrera sacerdotal y para ello estudió varios años en seminarios. Pero la aparición en su camino de la mujer que más tarde fue su esposa lo hizo abandonar esa opción.
Sus compañeros de entonces empezaron a apodarlo El Curita. Tal sobrenombre lo acompañó durante toda su existencia.
Después del golpe de Estado realizado por Batista el 10 de marzo de 1952, El Curita radicalizó su pensamiento y encaminó sus pasos hacia formas de lucha más activas y comprometidas. Ya pertenecía desde 1947 al Partido Ortodoxo, en cuyas filas se puso en contacto con el pensamiento y obra de Fidel, y otros compañeros de convicción.
El 11 de marzo de 1958, pocos días antes de su muerte, Sergio se reunió con un enviado de Fidel, quien le proponía incorporarse a la lucha en la Sierra Maestra, para alejarlo del inminente peligro que corría la vida del audaz combatiente, de probada valía. El cerco se estrechaba en torno al connotado y valiente joven, y se sabía que no sobreviviría si volvían a dar con él.
Sergio agradeció el ofrecimiento con respeto, pero decidió seguir en su puesto de combate, donde sentía estaba su principal deber, aun a costa de su vida, bien lo sabía. Ya estaba en los preparativos de la huelga general prevista para abril y se dedicaba a múltiples acciones y trabajos. Sufría las consecuencias de una fractura en una pierna que le dificultaba seriamente su desplazamiento cuando fue apresado.
Sergio González y muchos otros compañeros de combate, muertos como él casi en la antesala de la gran victoria, no llegaron a ver la aurora del Primero de Enero ni realizado el sueño por el que dieron su abnegado esfuerzo e hicieron su ofrenda. A 60 años de su vil asesinato el pueblo sigue honrándolo, esta vez especialmente a él. Tributo y agradecimiento muy merecido.
Fue un comentario de Marta Gómez Ferrals en la voz de… y la realización de…
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