En los últimos años, se escucha decir que la promoción de “áreas protegidas” se hace por el bien del planeta, dado que ahí se concentra la riqueza de la biodiversidad existente y constituyen los pulmones de la tierra. Es un hecho que estas regiones van disminuyendo. A cada año, aproximadamente 17 millones de hectáreas de floresta tropical son deforestadas en el mundo.

Para contener este deterioro, los gobiernos y algunos representantes de las sociedades discuten en foros creados por la ONU como frenar este proceso.

Un foro es la Conferencia del Convenio sobre el Cambio Climático que tendrá su próxima sesión en Cancún, México, en diciembre de este año. El otro foro - más específico – trata del Convenio sobre Diversidad Biológica que tendrá su décimo encuentro en octubre en Nagoya, Japón.

En esta conferencia sobre Biodiversidad se pretende definir acciones para impedir la devastación de la flora y fauna hasta el año 2020. Entre las propuestas están incentivos a un desarrollo sustentable, repartición justa de beneficios obtenidos del uso de recursos genéticos como productos farmacéuticos y cosméticos y la creación de áreas naturales protegidas.

Hasta el momento hubo pocos resultados concretos en las diversas conferencias de la Onu, tanto sobre el cambio climático como sobre diversidad biológica. Pero aparentemente fue consenso acelerar un flujo de dinero para aumentar, profundizar y capitalizar las áreas protegidas existentes y a la vez financiar nuevas.

Escuche este primer reportage de la cobertura especial de la agencia Pulsar sobre diversidad biológica. Son voces de indígenas de varios paises latinoamericanos cuestionando por qué se orienta tanto el debate a los rincones no devastados todavía y no al rescate de las zonas devastadas. Ellos temen que la visión ambientalista no tome en cuenta sus derechos territoriales y no valorizan su modo de vida.