Charles Panati, Las cosas nuestras de cada día, Círculo de Lectores, Barcelona 1990.
MUJER (ALARMADA) Mi hijo estaba gordito, muy lindo y muy sanito. Hasta que vino esa señora. No sé por qué la dejé pasar. Pero entró en mi casa y se acercó a mi bebé
VIEJA ¡Qué niño tan hermoso, San Antonio te lo guarde!... Yo tengo un nieto de su edad, pero no está tan hermoso como éste je, je
MUJER Estuvo un rato hablando, mirando a mi hijito, y luego se marchó.
EFECTO GOLPE DE MISTERIO
MUJER Al día siguiente, mi niño amaneció enfermo. Y todavía no se cura. Yo sé que fue esa vieja. Ella lo miró. Ella lo malojeó.
CONTROL MÚSICA DE MISTERIO
LOCUTOR El mal de ojo, uno de los temores más arraigados en todas las culturas y en todos los tiempos.
LOCUTORA En la antigua Grecia había hechiceros especializados en esta materia. Porque hasta el filósofo Sócrates temía al mal de ojo.
LOCUTOR En la Edad Media, quien tuviera la mirada desviada era candidato a morir
en la hoguera.
NIÑO ¡Te vi primero, te vi primero!
LOCUTORA En algunos países del Caribe, cuando uno se cruza con un bizco debe decir te vi primero para conjurar la inminente malojeada.
CONTROL MÚSICA MISTERIO
LOCUTORA ¿Cómo se formó la creencia tan universal del mal de ojo?
VIEJA (MEDIA VOZ) ¡La pupila!... ¡El secreto está en la pupila!
LOCUTOR Al mirar a los ojos de alguien, nuestra imagen, minúscula, se refleja en el
centro oscuro, en la pupila de la otra persona.
LOCUTORA Por eso, se llama pupila, que en latín significa muñequita.
LOCUTOR A nuestros abuelos y abuelas les asustaba ver su imagen en miniatura
capturada en otros ojos.
VENDEDOR ¡Azabaches, el ojo de Horus, la cruz de Caravaca, pulseritas rojas, la
mano de Fátima, el ojo azul de Turquía, patas de conejo, dientes de tiburón!... ¡Todos los amuletos contra el mal de ojo!
MUJER A ver, a ver ¿cuál me recomienda usted?
VENDEDOR Cualquiera, patroncita. Todos sirven igual (MEDIA VOZ) porque ninguno sirve para nada. Yo vendo, pero no creo.
MUJER ¿Y cómo me libro entonces del mal de ojo?
VENDEDOR Lo que hay que liberar no son los ojos, mujer, sino la cabeza. El mal de
ojo no existe. Es una fantasía, una imaginación. Lo que sí existe es el miedo al mal de ojo. Por eso, el mejor amuleto es la risa. Reírse de esas creencias antiguas y mirar de frente a la vida y al futuro.