Pueblos envenenados, matones a la luz del día, muertes sospechosas, bebés con malformaciones, tasas de cáncer inéditas, abortos espontáneos, ríos sin peces, bosques sin árboles y enfermedades sin cura: durante los últimos quince años, la Argentina ha sido sometida a la transformación más radical y quizás irreversible de su historia. Detrás del negocio multimillonario de la soja, la megaminería, las pasteras y los combustibles no convencionales, no sólo hay consecuencias inmediatas para todos los habitantes del país, sino también la amenaza de convertir a la Argentina en un territorio agotado, enfermo y hambriento.