Estos jóvenes artistas decidieron dedicarse durante los últimos tres años a investigar la cultura toba desde adentro, intercambiando experiencias musicales con las comunidades tobas originarias del norte argentino y trabajando exhaustivamente en la mixtura de los cantos populares tobas con la electrónica. Parte de su trabajo se basó en las rondas de canto y de baile del coro de mujeres y hombres tobas "Chelaalapí" (Bandada de Zorzales), que viven en Resistencia, quienes les abrieron sus brazos.
Las canciones tradicionales que aprendieron les fueron transmitidas oralmente por los ancianos de esa comunidad, más allá de todo el material histórico que lograron recopilar. También realizaron experiencias junto a la comunidad toba de Derqui, provincia de Buenos Aires. De allí nace Tonolec, caracterizado por la voz poderosa e intimista de Charo y las refinadas composiciones de Diego. Ambos son autores y plasman en su obra canciones propias en lengua castellana y en lengua toba, con el interesante aditivo de versiones de cantos tradicionales de la etnia qom (toba).
De vuelta a Argentina y con inquietudes respecto de la identidad musical como compositores, el dúo decidió cambiar el rumbo del trabajo que venía haciendo.
El principal objetivo fue entonces crear música con identidad, volviendo a las raíces más profundas y mirando con más detenimiento al medio en donde fueron criados. El trabajo con las comunidades tobas es el leit motive de la obra de Tonolec, que al final del camino recorrido nos ofrece: una voz femenina entretejiendo diálogos diversos con la naturaleza, delicadas mixturas entre sonidos acústicos y coros indígenas procesados. Y finalmente la comunión de todos estos elementos dando la conformación de paisajes diversos por los cuales es posible imaginar el tránsito de los primeros hombres sobre nuestro suelo.