Existe gran debate sobre el tema de los piropos. En épocas pasadas el piropo era sinónimo de regalar una piedra preciosa a la persona amada o admirada, hecho que hoy en día se aleja inmensamente de la realidad y pasa al plano de la agresión. Pero como el tema es tan amplio en esta ocasión queremos hablar de las causas generadoras de una determinada actitud violenta. ¿La familia misma? Para nadie es desconocida las frases: “Los hombrecitos no lloran”, “La mujercitas juegan sólo con muñecas” y, como éstos, existen un sinnúmero de calificativos, recalcitrantes, excesivos y castradores, que buscan condicionar el comportamiento de una persona. Pero queremos ser enfáticos. Cuestionamos y apuntamos al agresor, pero también queremos ser enfáticos y abordar los motivos del agresor. Como quien entiende que la solución no es curar la enfermedad si no prevenirla, dejamos una puerta abierta al dialogo, a la discusión sana y reflexiva.