SUPER 45ABRIL 11, 2007 Por Rodolfo García
Yann Tiersen forma parte de aquellos músicos que refutan la tesis general de que Francia es incapaz de producir rock de calidad. El mismo John Lennon declaró alguna vez que pedirle buen rock and roll a ese país era como exigirle vinos magníficos a Inglaterra. Músico de conservatorio en sus inicios, Tiersen asimila luego su herencia clásica junto a lo más interesante de la escena independiente americana e inglesa. De gira por Chile, mostrará su lado más rock.
¿Qué hacer cuando creces en un medio saturado por las canciones con olor a tinto añejo de un Jacques Brel repetidas al infinito, con el pop ochentero de Vanessa Paradis y con el hard rock de motoquero Harley Davidson de Johnny Halliday (el Bon Jovi francés)? Reaccionar, pegarte un tiro o abandonar la opción de escuchar y componer música para retirarte en un ostracismo monacal. Lo que cualquier chico haría en caso de vivir en la Francia de los años ochenta y noventa.
Para alegría del común de los mortales, Yann Tiersen, de fama mundial gracias a su banda sonora para Amélie, optó por la primera opción, y junto a Dominique A o Arthur H, forma parte de la escena gala más interesante de la última década.
Aunque fue la musicalización de la conocida cinta Amelie la que lo llevó al estrellato, la carrera de Tiersen comenzó mucho antes. Nacido en 1970 en la septentrional y fría ciudad de Brest (conocida por sus frecuentes tormentas invernales), desde pequeño el joven manifiesta interés por proseguir estudios musicales, tras lo que cursará violonchelo, piano y composición en los conservatorios de Nantes, Rennes y Boulogne.
Desde entonces, lo clásico será un elemento más en la atractiva propuesta de Yann, la que es conjugada con raíces populares al ritmo del acordeón y rock, siendo la guitarra eléctrica el instrumento preferido de este cantautor en vivo, a pesar de ser un virtuoso multi-instrumentista. Desde su debut en 1995 con La Valse des Monstres (1995, Icid’ailleurs), el francés demuestra una cercanía mucho mayor con la sensibilidad de grupos como Rachel’s en el “rock de cámara” o de Pj Harvey que con sus connacionales.
Salto al vacío
Fue en un disco de Third Eye Foundation donde tuve el placer de descubrir a Tiersen, I Poo Poo On Your Juju (Domino, 2001). El tema en cuestión, ‘La dispute’, remezclado por Matt Elliott en su fase drum and bass destroy, logra crear una atmósfera misteriosa y atemporal con un piano impregnado de un romanticismo decadente y algo mórbido. Algo así como Erik Satie luego de la mordida letal de algún vampiro, con su amante virginal ensangrentada en los brazos (no se puede olvidar el intenso erotismo de la pieza).
El hallazgo no fue menor: Tiersen, al igual que Diabologum antes que él, o que sus amigos de The Married Monk -con los que grabó un disco con ellos de backing band- le debe el genio de sus composiciones a un alejamiento, a una ruptura radical con el pop francés y con la chanson tradicional.
¿Cómo? A través de un viraje en 180 grados hacia la herencia minimalista e impresionista de los clásicos galos (la divina trinidad: Satie, Debussy y Saint-Saëns), hacia la vanguardia más experimental de la fundación del tercer ojo y las estrellas del sello Domino (la disquera alternativa más importante del Reino Unido), el indie rock con aires de cabaret western fronterizo de Calexico y el pop etéreo de Cocteau Twins. No es casualidad que Liz Fraser de estos últimos sea invitada en su último álbum de estudio, Les Retrouvailles -Los reencuentros- (Virgin, 2005). Tampoco sorprende la presencia de Stuart Staples de Tindersticks o de Jane Birkin. Todos pertenecen a la familia de un pop sofisticado y elegante en la que Tiersen se siente cómodo, del mismo modo en que no tuvo dificultades en componer en un par de semanas un disco a dúo con la intensa y abrasiva cantautora norteamericana Shannon Wright el 2004.
El desfile de invitados ilustres no termina aquí: Lisa Germano aparece en su disco 2001, L’absente junto a Dominique A, y The Married Monk serán los encargados de ser la banda de apoyo de Tout est calme (1999, Labels).
Sólo música
Existen momentos en los que te das cuenta que cualquier acercamiento distinto, como una entrevista o una conversación, se revelan innecesarios con determinados artistas. Cuando los ves en vivo, su implicancia es tal, que te das cuenta que cualquier cosa que tengan que decir la han dicho arriba del escenario. Yo La Tengo, Tortoise y Mogwai son buenos ejemplos de ello. Y Tiersen. Alguna vez, un músico dijo que sus creaciones hablaban por él, ya que no sabía comunicarse de otra manera para poder expresar lo que sentía.
La mirada ultraconcentrada con los ojos puestos en el instrumento (un steinway, un acordeón, un violín o una guitarra eléctrica) que está tocando, el rostro transfigurado y cada mecha de su pelo castaño en complicidad con el ritmo y la armonía, la interpretación de Tiersen es única y especial. Simplemente NO te dan ganas de hacer más preguntas. No vale la pena. A menos que seas un intruso que quiera entrar en su vida privada o un melómano imprudente que busque discutirle alguna corchea. ¿Para qué?
Existe algo trágico, de drama y nostalgia en las composiciones de este bretón pálido. Una fibra sensible que dice de inmediato: “No molestar???, frente a un hombre que por lo visto ha sentido bastante. Ya el hecho de tenerlo al frente sacando notas con una intensidad impresionante es un regalo, un bálsamo para el alma. Basta apreciar su tema ‘Sur le fil’ en vivo para darse cuenta de ello: pocos pueden ‘abusar’ de un violín de esa manera. Warren Ellis, integrante de Dirty Three y los Bad Seeds de Nick Cave, debe ser otro de los escasos elegidos, o tocados por la gracia.
De gira
Desde hace un par de años, el intérprete se ha vuelto hacia un formato más rock, con batería, bajo y guitarras eléctricas arriba del escenario. Además, los temas instrumentales que tanto le caracterizan dan paso a una voz cada vez más segura y presente. On tour (2006, Virgin) es el álbum en vivo que registra esta etapa del músico que es la misma que lo traerá a Sudamérica.
Fue luego del éxito mundial de Amélie y la consecuente notoriedad del artista que éste comenzó a presentarse cada vez más arriba de las tablas. Si bien su etapa de la Black Session en la radio (1999) y de C’était ici, un disco en vivo con más de 35 músicos arriba del escenario del 2002, testimonia aún de un artista intimista, a partir del 2005 y Les Retrouvailles nos encontramos frente a canciones de un rock más convencional.
Un virtuoso que redime cualquier asomo de ego con una cuota enorme de sinceridad, Tiersen tiene preparada más de alguna sorpresa en su tour latinoamericano. Con escala en Santiago y Montevideo, su show no será muy distinto al que presentará luego en el prestigioso festival All Tomorrow’s Parties en Inglaterra, bajo invitación de los curadores de este año, Dirty Three, y en la Scala de Londres el 29 de abril, según notifica su casa de discos.
l’ouverture’.
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