domingos, llevaba unos cuantos días internada en el hospital, y cada día pedía lo mismo:
ANCIANA Por favor, doctor, ¿podría tomarme el pulso?
NARRADOR Una suave presión de los dedos en la muñeca, y el doctor decía:
DOCTOR Muy bien. Setenta y ocho. Perfecto.
ANCIANA Sí, doctor, gracias. Ahora, por favor, ¿me toma el pulso?
NARRADOR Y el doctor volvía a tomarlo, y volvía a explicarle que estaba todo bien,
que mejor imposible.
CONTROL MÚSICA NEW AGE
NARRADOR Día tras día, se repetía la escena. Cada vez que el doctor pasaba por la
cama de doña Maximiliana, esa voz, ese ronquido, lo llamaba, y le ofrecía ese brazo, esa ramita, una vez, y otra vez, y otra.
DOCTOR (PENSANDO) Esta vieja es un plomo
NARRADOR Él obedecía, porque un buen médico debe ser paciente con sus
pacientes. Pero pensaba:
DOCTOR (PENSANDO) Le falta un tornillo.
NARRADOR Años demoró en darse cuenta que ella estaba pidiendo que alguien la tocara.
CONTROL MÚSICA NEW AGE
LOCUTORA El joven estudiante de medicina escuchó el caso de Maximiliana en un
curso de terapia intensiva, en Buenos Aires. Fue lo más importante de todo lo que aprendió en sus años de universidad.
BIBLIOGRAFÍA
Eduardo Galeano, Bocas del Tiempo, Ediciones del Chanchito, Montevideo 2004.