LOCUTOR Nuevamente en nuestros estudios la sicóloga del comportamiento Grace Cook, con quien comenzamos a conversar sobre Facebook, la red social que de momento disfruta de la máxima popularidad. Bienvenida, doctora Cook.
DOCTORA Bienhallado, señor periodista.
LOCUTOR Doctora, en la anterior entrevista usted nos hablaba de dos cosas que nos encantan a los seres humanos.
DOCTORA Sí, nos encanta presumir, es decir, mostrar lo que tenemos. Porque somos vanidosos. Y nos encanta meter las narices en la vida ajena. Porque somos chismosos. Y ambas cosas las facilita el Facebook.
LOCUTOR ¿Y eso está mal, doctora?
DOCTORA No, eso no es ningún problema porque así somos los seres humanos, fanfarrones y entrometidos. Lo malo es cuando las cosas se exageran.
LOCUTOR A ver, explíquese mejor, doctora.
DOCTORA Fíjate. Yo te decía que el Facebook es como una ventana. En tu casa, tú abres las ventanas, miras a la calle, saludas a tus vecinos... Pero, ¿qué pasa si te acabas de bañar y sales desnudo a la ventana? ¿Cómo llamarías tú a un tipo que se pasa todo el día desnudo frente la ventana?
LOCUTOR Bueno, sería un exhibicionista, ¿no?
DOCTORA Hay personas que publican en Facebook todo lo que hacen, lo que hicieron, lo que van a hacer. Escucha este mensaje que me envió un amigo: “Este mes estaré en París, luego viajo a Roma y de ahí vuelo a New York. Así que, no me esperen para el cumpleaños de Pablito.”
LOCUTOR ¿Cómo interpreta ese mensaje, doctora?
DOCTORA Bueno, este señor es una persona exhibicionista, que quiere demostrar al mundo que tiene mucho dinero o que es una gran ejecutivo. ¿Y qué me dices de esos mensajes de amor apasionado? “Amorcito, tú eres el hombre que me quita el sueño. Te amo, te amo, te amo con locura.”
LOCUTOR ¿Qué son esas declaraciones de amor, doctora? ¿Otro exhibicionismo?
DOCTORA Puede ser... Pero lo más probable es que esa mujer no le esté dirigiendo ese mensaje a él, sino a “ellas”.
LOCUTOR ¿Cómo a ellas?
DOCTORA A otras mujeres, a la competencia. Lo que ella está diciendo es: “No se metan con este hombre, que este hombre es mío”, como canta Paulina Rubio. El Facebook sirve como una vacuna contra cuernos posibles.
LOCUTOR Volviendo al exhibicionismo...
DOCTORA Hay mil formas de exhibicionismo. Colgar fotos despampanantes, en tanga, en hilo dental... En el Facebook, todas las mujeres parecen reinas de belleza... Y los hombres, artistas de Hollywood.
LOCUTOR Naturalmente, nadie va a colgar su foto más fea...
DOCTORA Por supuesto, y poner una foto bonita eleva la autoestima... Pero si publicas cien fotos... si te pasas el día contándole al mundo lo que hiciste, lo que comiste, lo feliz que eres, los besitos que le diste a tu amorcito... acabas pareciéndote al Narciso de la leyenda que de tanto mirarse y admirarse...
LOCUTOR ... se cayó al agua y se ahogó.
DOCTORA Eso. El Facebook es una ventana al mundo, pero se te puede convertir en un espejo. Un espejo para pasarte el día pensando en ti y en tu pequeño mundito personal.
LOCUTOR Entonces, doctora, con el Facebook se cumple aquello de “todo exceso es malo”. Todo en exceso daña, hasta lavarse los dientes.
DOCTORA Yo creo que sí. A ver. Digamos que el Facebook sirve para muchas cosas. Hay quien hace publicidad gratis de su empresa. Una buena cosa. Hay quien encuentra nuevas amistades. O quien juega ajedrez con desconocidos. Estupendo. Pero cuando la ventana se te vuelve un espejo, cuando te gana el exhibicionismo, la historia se complica.
LOCUTOR Pues ya lo saben, facebookeras y faceboookeros. Todo con moderación. No exageren porque, como decía un político francés, todo lo exagerado se vuelve insignificante. ¡Hasta la próxima!