Juan 13,12
Con el gesto de quitarse el manto y ceñirse la toalla, Jesús se abaja, se hace siervo. Este es el marco en el que el evangelista Juan sitúa la primera Santa Cena: un marco de servicio, de entrega. El pan que Jesús reparte no es el pan que tiene, reparte lo que es. No reúne a los suyos para repartir la herencia de sus bienes. Los reúne para repartirse como único bien. Y para eso hace falta bajarse de los pedestales…
Nosotros también utilizamos signos, expresiones y gestos en la trama de nuestras relaciones con los demás. Pero nos hemos acostumbrado a que sean algo ajeno a nuestra auténtica existencia personal. La mayor parte de las veces los “gestos” se convierten en “muecas” vacías y hasta llenas de falsedad. Somos capaces de dar un apretón de manos a la persona contra la que vamos a utilizar todos nuestros recursos de calumnia y engaño.
En el Evangelio todo queda trastocado; se da la vuelta a todo. Son llamados bienaventurados los que lloran; son “señores” los que sirven.
¡Cómo tenemos incorporado en nuestra mentalidad que “los de arriba” tienen que ser servidos!
¿Entienden ustedes lo que les he hecho? Así Jesús dejó una enseñanza de verdadera comunión, una exhortación al amor. Y así encontramos a Dios servidor de los humanos que levanta a la persona en su dignidad.
Mario Bernhardt
Juan 13,12-20