Tomando en cuenta lo dicho, como sucede desde Colombia, es claro que en todos lados se despliega esta conspiración para beneficio del terror. Así, los escuadrones de la muerte y los paramilitares se encargan del despojo en territorios donde hay pueblos que tienen sus tierras conservadas y en donde hay resistencia. Ahí también actúan estos grupos para servicio del capital.
Por la amenaza que sienten desde el sistema, el régimen alerta a los estados y así el capital echa a andar las diferentes formas de la estrategia de terror y guerra. Ahora por ejemplo, nos hablan de la Paz y el Posconflicto como la solución a la guerra y a todos los problemas de los pueblos, pero según lo que se propone y lo que hay detrás de todo esto, no es nada más y nada menos que la “paz” y el “posconflicto” del régimen. Nos ponen a hablar de un “plan territorial de paz” a nombre de nuestros pueblos, pero el propósito real es seguir manteniendo el control de los territorios y seguir acaparando los recursos, porque con extractivismos y tratados de libre comercio, hemos dicho que no puede haber paz. Entonces esa supuesta paz que nos imponen desde arriba, hace parte de la misma maquinaria de terror por otras vías. Así el capital con sus trasnacionales, tiene agentes encargados de aplicar lo necesario para mantener reprimidos a los pueblos.