chocar contra las montañas?, ¿teme el ave de caerse de las ramas?, ¿las gotas de
lluvia temen de estrellarse contra las superficies?...es su cotidiano existir; a qué
podemos temer nosotros? Debemos aprender a formar parte de esa grandeza, porque
nosotros también somos y formamos parte de ese conjunto maravilloso de existencias.
Cuando llegamos a la ancianidad, nos abandonan las energías y somos más
propensos a las enfermedades. La expresión carece de vida propia y la fisonomía se
ha convertido en un mosaico lleno de cuantos matices se han ido esculpiendo a lo largo
del caminar. Abandonado por la propia sociedad a la que hemos estado sirviendo
durante tantos años, ahora nos vemos desamparados. Y es así, son etapas que nos
van aguardando y que debemos aprender a saber superar, porque esta es la verdadera
escuela. Escuela que también debemos de ir mejorando en cuanto a material y
costumbres hacia el arrope de las personas. Porque son nuestras personas el
verdadero producto por el que tenemos que desvelarnos. Porque está en nuestros
hechos el que se determine si somos más o menos civilizados, si en verdad somos
más o menos racionales; nuestros hechos, son…, queridos míos, la materialización de
nuestras ideologías.
¿El día teme a que se cubra de nubes y no salga el sol?; ¿el viento teme de chocar contra las montañas?, ¿teme el ave de caerse de las ramas?, ¿las gotas de lluvia temen de estrellarse contra las superficies?...es su cotidiano existir; a qué podemos temer nosotros? Debemos aprender a formar parte de esa grandeza, porque nosotros también somos y formamos parte de ese conjunto maravilloso de existencias. Cuando llegamos a la ancianidad, nos abandonan las energías y somos más propensos a las enfermedades. La expresión carece de vida propia y la fisonomía se ha convertido en un mosaico lleno de cuantos matices se han ido esculpiendo a lo largo del caminar. Abandonado por la propia sociedad a la que hemos estado sirviendo durante tantos años, ahora nos vemos desamparados. Y es así, son etapas que nos van aguardando y que debemos aprender a saber superar, porque esta es la verdadera escuela. Escuela que también debemos de ir mejorando en cuanto a material y costumbres hacia el arrope de las personas. Porque son nuestras personas el verdadero producto por el que tenemos que desvelarnos. Porque está en nuestros hechos el que se determine si somos más o menos civilizados, si en verdad somos más o menos racionales; nuestros hechos, son…, queridos míos, la materialización de nuestras ideologías.