PABLO Y yo saludo a quienes han sido santificados en Cristo Jesús.
PERIODISTA Y a María Magdalena, que también calificó como santa, santa María Magdalena.
MARÍA Gracias por lo de santa, señor periodista.
PERIODISTA Pues bien, en este programa me gustaría abordar algunos temas, cómo diría yo, más personales. Usted, apóstol Pablo, ¿estuvo casado, tuvo familia?
PABLO No. Nunca tuve esposa. Ni hijos. Y recomendé a los seguidores de Cristo Jesús, alabado sea su nombre, que hicieran lo mismo que yo. Que tanto solteros como viudas se quedaran sin casarse igual que yo.
MARÍA Pero, don Pablo, si hubieran seguido su consejo, la humanidad se acababa... ¿Por qué no dejó una parejita siquiera para el arca de Noé?
PABLO Yo estaba seguro que el mundo se iba a acabar, que Jesús volvía pronto... Entonces, ¿para qué?
PERIODISTA Pero no volvió. ¿Entonces por qué?
PABLO Volviendo o sin volver, yo seguí solo, irreprochable, acompañado por Cristo, mi Señor.
PERIODISTA ¿Y usted, María Magdalena?
MARÍA A mí me casaron jovencita con un comerciante de Magdala. Ya usted sabe, a las mujeres nos obligan, quieras o no quieras. Ese hombre era un verdugo.
PERIODISTA ¿Se divorció?
MARÍA Sí, me separé. Como yo tenía mi puesto de venta de pescado seco no necesitaba que nadie me mantuviera.
PERIODISTA Y después de separarse, ¿usted siguió sola?
MARÍA No, yo encontré un compañero, el mejor de todos los hombres. Mi corazón con él.
PERIODISTA ¿Se refiere a...?
MARÍA Jesús, mi gran amor.
PERIODISTA ¿Jesús de Nazaret?
MARÍA Sí, claro. El que Pablo llamó Jesucristo.
PERIODISTA ¿Usted estuvo casada con Jesucristo?
MARÍA Bueno, casada no. No formalizamos nada porque Jesús no tenía
tiempo ni le gustaban esos ritos. Pero fui su compañera.
PERIODISTA Cuando dice compañera se refiere a...
MARÍA A compañera de sueños, de lucha, de vida.
PERIODISTA Disculpe la insistencia, pero... ¿ustedes vivían como marido y mujer?
MARÍA Cuando se podía, sí. Pero Jesús andaba de un lado a otro, gastando sandalias, de aquí para allá, predicando la llegada del Reino de Dios. Como él decía, no tenía dónde reclinar la cabeza. Aunque en mi pecho la reclinaba algunas veces.
PERIODISTA Ya puede suponer, María Magdalena, que lo que nos ha dicho despierta un avispero de llamadas... Es un tema muy polémico... muy problemático...
MARÍA Pues no veo el problema porque es un mandato de Dios. No es bueno que el hombre esté solo. Ni el hombre ni la mujer. Así dijo el Creador al comienzo. ¿O me equivoco?
PERIODISTA Magaly, mantenme en línea las llamadas... ¿Qué dice usted, Pablo? ¿Usted sabía esto que nos está revelando María Magdalena?
PABLO Bueno, más o menos sí. Eso lo sabía todo el mundo en Jerusalén. Por eso María tenía tanta... tanta...
PERIODISTA ¿Tanta qué…?
PABLO Quiero decir, tanta autoridad en las primeras comunidades.
MARÍA Me alegro que lo reconozca, don Pablo. Y por eso, Pedro, Santiago, Juan, todos los varones, las “columnas” de las que usted hablaba, don Pablo, maniobraron para quitarme a mí y a las otras mujeres de la guía de esas comunidades. Purita envidia.
PERIODISTA Los teléfonos de Emisoras Latinas están a reventar... ¿Aló?... Dígame...
MONJA Buenas. Le habla una religiosa de las Misioneras de la Caridad.
PERIODISTA Muy buenas, hermana. ¿Cuál es su inquietud?
MONJA Inquietud, no. Ofensa. Me siento muy ofendida con lo que está diciendo esa mujer que se hace llamar María Magdalena. Sacrilegio. Jesucristo fue virgen toda su vida, consagrado a Dios. Nosotras sí somos esposas de Cristo, todas mis hermanas religiosas. Vírgenes para el mundo, esposas para Cristo.
MARÍA Humm... No sabía que Jesús fuera tan conquistador... con tantas esposas...
MONJA Más respeto, señorita o señora o lo que sea usted.
MARÍA No es por discutir, pero es que no entiendo eso de virgen y esposa al mismo tiempo. Una cosa o la otra, ¿no?
MONJA Pues el apóstol Pablo, que está ahí con usted, en una de sus cartas, recomendó la castidad, ¿entiende? La cas-ti-dad. Que la gente no se case.
PERIODISTA Magaly léeme ese párrafo de la Primera Carta a los Corintios, capítulo 7.
MAGALY Lo mejor es que el hombre se abstenga de mujer. Pero si no puede aguantarse, que cada hombre tenga su mujer y cada mujer su hombre.
MONJA ¿Oyó, señorita? San Pablo dice que lo mejor es la castidad. Abs- ti-nen-cia.
PABLO Bueno, yo lo dije como consejo, no como mandato.
MONJA Y nosotras seguimos su consejo.
MARÍA Pero, don Pablo, ¿usted aconsejó eso? ¿Y eso no es “contra natura”, como dijo el otro día?
PABLO Yo dije que mejor casarse que quemarse.
MARÍA ¿Cómo que quemarse? ¿Quemarse dónde?
PABLO En el infierno. Si alguien no puede contener sus instintos, mejor que se case.
MARÍA Pero, ¿qué dice usted, don Pablo? Con tantos viajes, a usted se le debe haber reblandecido la mollera.
PABLO ¡Más respeto, mujer!
MARÍA Pero, ¿cómo usted va a decir eso si Jesús comparaba el Reino de Dios con una noche de bodas?
PERIODISTA Otra llamada... ¿Aló?
HOMBRE Yo soy creyente. Y me pregunto qué cambia en mi fe si Jesús era casado o soltero o viudo, homosexual o heterosexual… ¿Qué cambia, eh? Nada. Nada de nada. Gracias.
PERIODISTA Una opinión, sin duda, provocadora. Y ahora... ahora tenemos más llamadas. ¿Aló?
ARIAS Muy buenas. Le habla Juan Arias.
PERIODISTA ¿Juan Arias, el periodista que cubrió tantos años las noticias del Vaticano, el autor de tantos libros, uno de ellos sobre la vida de María Magdalena?
ARIAS El mismo. Y llamo para confirmar la relación de ella con Jesús. No solo hay cuatro evangelios, como estamos acostumbrados a pensar. Hubo más, escritos por distintas comunidades. En los que se encontraron en las cuevas de Nag Hammadi en Egipto, concretamente en el Evangelio de Felipe, se habla de María Magdalena como la “compañera” de Jesús. Se emplea la palabra griega “koinonós”, compañera, pareja. Y se dice que Jesús a menudo la besaba en la boca.
PERIODISTA ¿Eso es cierto, María Magdalena?
MARÍA Sí, Jesús siempre fue muy cariñoso conmigo... El Cantar de los Cantares... ¡Si me besara con los besos de su boca! Y por eso los apóstoles se ponían celosos. Envidiosos.
PERIODISTA En la línea dos tengo otra llamada... Quédese con nosotros, Juan Arias... ¿Aló?
HOMBRE ¿Y a mí qué me importan unos papeles viejos encontrados en una cueva, ah? Esas deben ser fantasías como las del Código da Vinci, ¿ah? Si Jesús hubiera estado metido con la Magdalena, ¿por qué no lo dijeron los otros evangelios que conocemos, ah?
MARÍA ¿Y para qué lo iban a decir, amigo? Tampoco dijeron qué comía Jesús ni cómo se vestía ni qué hizo tantos años viviendo en Nazaret.
PERIODISTA ¿Juan Arias…?
ARIAS Sí, aquí estoy, siguiendo el programa. Escuche. En la sociedad en que vivió Jesús, se daba por supuesto que un varón adulto estaba casado. Más aún, si no estaba casado, que era el mandato de Dios, no tenía autoridad como maestro. No se le podía llamar “rabí”, como llamaron a Jesús.
MARÍA Ese hombre que habla, sabe. Los hombres solos eran mal vistos, don Pablo, y no lo digo por usted...
PABLO Respetos guardan respetos, mujer.
ARIAS Y un detalle más. En el evangelio de Juan se habla siempre del “discípulo a quien Jesús amaba”.
PABLO Alguna vez me contaron que se refería a Juan, el hijo del Zebedeo, el único que estuvo al pie de la cruz junto con las mujeres.
ARIAS Lo que no le contaron, apóstol Pablo, es la falsificación que hizo alguno de los escribas de ese evangelio.
PERIODISTA ¿Falsificación, Juan Arias…?
ARIAS Eso ya lo investigó y demostró el sacerdote católico Ramón Jusino hace muchos años. En el original se decía “la discípula amada”. Esa es María Magdalena. Lo cambiaron, lo masculinizaron. En realidad, junto a la cruz no quedó ningún “discípulo”. Todos huyeron.
PERIODISTA No recuerdo el texto de memoria...
ARIAS Escuche, Juan Luis, cómo decía la versión original:
MUJER Junto a la cruz de Jesús estaban su madre,
la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena.
Jesús, al ver a su madre, y cerca a la discípula que tanto amaba,
dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hija".
Luego dijo a la discípula: "Ahí tienes a tu madre!"
Y desde aquella hora la discípula la recibió en su casa.
MARÍA Claro, cuando mataron a Jesús, María vino a vivir conmigo. Nos queríamos mucho. Lloramos juntas ese día y toda la noche y todo el sábado. Y el domingo... pasó lo que pasó.
PERIODISTA Por lo que oigo, Jesús no le hizo caso a usted, Pablo, que recomendaba no casarse ni besarse...
PABLO Un momento. Yo también pedí a los cristianos de mis iglesias saludarse los unos a los otros con un beso santo.
PERIODISTA Pero no creo que los besos que usted pedía fueran como los besos de amor que menciona nuestra invitada...
PABLO ¡El amor nunca pasará! Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado. ¡Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor!
MARÍA Aterrice, don Pablo, aterrice. Hábleme de Jesús, el Jesús de carne y hueso. Usted no lo conoció. Usted nunca lo oyó hablar de amor. Nunca lo besó. Yo sí. Yo lo conocí muy bien.
PERIODISTA Amigos, amigas, ¿qué piensan de todo esto? ¿Son especulaciones, es una novela de Emisoras Latinas? Por ahora, nos despedimos agradeciendo a Pablo de Tarso y a María Magdalena. Estamos en las redes sociales y nos encuentran en la web en www.emisoraslatinas.net ¡Hasta la próxima! Y recuerden: quien tiene preguntas, piensa; quien sólo tiene respuestas, obedece. Estuvo con ustedes, Juan Luis.