PABLO Bendiciones sobre usted de parte de nuestro señor Jesucristo.
PERIODISTA Y a María Magdalena... bienvenida, María...
MARÍA Gracias, hermano “periodista”. ¿Así se dice, verdad?
PERIODISTA Así mismo. Periodistas somos los que nos dedicamos a informar, a investigar... Y precisamente yo estaba investigando en un buscador de internet. Y descubrí que en los evangelios, la palabra “pobres” aparece una y otra vez. Decenas de veces. Mientras que en sus cartas, Pablo, casi no existe.
MARÍA Pues no sé cómo a don Pablo se le olvidaron los pobres porque son los más importantes en el Reino de Dios. Es como si a un camellero, cuando va de viaje, se le olvida el camello.
PABLO No se me olvidó nada, mujer, lo que pasa es que yo los llamé santos, elegidos, siervos de Cristo Jesús...
MARÍA Con su permiso, don Pablo. Pobres no significa eso. Pobres son pobres. Yo me acuerdo cuando nos reunimos en esa colina que está junto al lago de Galilea, por el lado de Cafarnaúm.
PERIODISTA Creo que ahora lo llaman Monte de las Bienaventuranzas.
MARÍA Debe ser. Entonces, Jesús miró a la gente y habló ese día mejor que nunca, con un entusiasmo... Sentimos que tenía a Dios adentro.
PABLO Eso sí me lo contaron cuando fui a visitar a los hermanos de Jerusalén. Mateo me relató las palabras del Señor Jesús ese día: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.
MARÍA ¿Eso le contó Mateo?
PABLO Eso mismo.
MARÍA Mire, don Pablo... como a Mateo le gustaba bastante el vino... será por eso que cambió las palabras.
PERIODISTA ¿Qué palabras cambió el evangelista Mateo?
MARÍA Jesús dijo “Felices los pobres”. Nada más. Sobra lo del espíritu.
PABLO Seamos sinceros, mujer... Hay pobres que son viciosos... inmorales... entregados a las pasiones...
MARÍA En todos los campos hay trigo y cizaña, don Pablo. Ya habrá tiempo de separarlos. De eso se ocupa Dios. Pero Dios le regaló su Reino a los pobres.
PERIODISTA ¿El Reino de los cielos?
MARÍA Ningún cielo. Eso se lo inventó también Mateo. El Reino es para aquí, para la tierra. Déjeme hacerle una pregunta, don Pablo... ¿Usted pasó hambre alguna vez? ¿Pasó un día, dos días, tres días sin comer?
PABLO No sé a qué viene su pregunta.
MARÍA Cuando un hermano pasa hambre y le dices: Vete en paz, que Dios te bendiga... pero no le das un pan... ¿de qué sirve?
PABLO Sigo sin captar su malicia...
MARÍA Eso se lo escuché a Santiago, el hermano de Jesús. Si le dices “ten fe en Jesús”, ¿de qué sirve, don Pablo?
PABLO Pero, ¿qué quieres insinuarme, mujer habladora?
MARÍA Que el Reino de Dios es para ahora, no para los cielos. En el cielo ya no hace falta ni pan ni sopa.
PABLO La fe en Jesús es la que nos salva.
MARÍA ¿La fe? Me río yo de la fe. ¿Sabe lo que también decía Santiago? ¿Acaso nos salvará la fe? La fe sin obras está muerta.
PERIODISTA En resumen, ¿qué fue lo que dijo Jesús en ese monte, María Magdalena, usted que estuvo allí?
MARÍA Felices nosotros los pobres porque de nosotros es el Reino de Dios. Eso dijo.
PERIODISTA Perdón... eso de “nosotros”... ¿Jesús dijo “nosotros”?
MARÍA Sí, porque él fue pobre, muy pobre.
PABLO En eso tienes razón, mujer. Cristo siendo de condición divina se rebajó y siendo rico se hizo pobre por nosotros para enriquecernos en nuestra pobreza.
MARÍA ¡Por las barbas de Abraham! ¿Qué dice usted, don Pablo? No, no, deje sus poesías para otro momento. Jesús no se hizo pobre. Jesús era pobre. Nazaret era un pueblucho de nada. Ahí nadie tenía nada.
PERIODISTA Bueno, entiendo que Jesús tenía un taller de carpintería.
MARÍA ¡Taller!... Ay, Juan Luis, usted no sabe... Jesús y su padre José y todos los vecinos de Nazaret eran unos...
PERIODISTA ¿Unos qué?
MARÍA Unos muertos de hambre. Unos hacelotodo, Jesús lo mismo arreglaba una puerta vieja que pegaba dos ladrillos que sembraba trigo...
PERIODISTA ¿Un desempleado, uno que se las rebusca?
MARÍA Sí, eso fue Jesús. Por eso, sus vecinos se burlaron de él cuando anunció en Nazaret el Año de Gracia. Yo estaba allí cuando él habló por primera vez en la sinagoga... Me acuerdo... Estaba nervioso...
JESÚS Vecinos… escúchenme… yo… yo… les anuncio una alegría muy grande: nuestra liberación. Nosotros, los pobres, nos hemos pasado la vida doblados sobre la tierra, como animales. Los grandes nos han puesto un yugo muy pesado sobre los hombros. Los ricos nos han robado el fruto de nuestro trabajo. Los extranjeros se han adueñado del país y hasta los sacerdotes se pasaron al bando de ellos y nos amenazaron con una religión hecha de leyes y de miedo. Y así estamos, como nuestros abuelos en Egipto, en tiempos del Faraón. Hemos comido un pan amargo, hemos bebido ya muchas lágrimas. Y tantos palos nos han dado, que hemos llegado hasta a pensar que Dios ya se olvidó de nosotros. No, vecinos, el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca, cerquísima.
MARÍA Le gritaban: médico, cúrate a ti mismo... ¿De qué miseria nos vas a sacar tú, si tú eres el mayor harapiento de Nazaret?... ¡Hasta piedras le tiraron!
PABLO Oigo su relato, María Magdalena, y me parece... muy poco espiritual.
MARÍA Mire, don Pablo, cuando vinieron los discípulos de Juan el Bautizador para saber si Jesús estaba en el buen camino, ¿sabe lo que les dijo? Díganle a Juan que la gente va despertando. Que a los pobres se les anuncia la buena noticia.
PERIODISTA ¿Podría concretar para nuestra audiencia, María Magdalena, cuál es esa buena noticia?
MARÍA ¡Que los pobres van a dejar de ser pobres! ¡Que los humillados van a reír! ¡Que a nadie le va a faltar porque a nadie le va a sobrar!
PABLO ¿Y dónde deja la fe en Jesucristo? ¿Y los mandamientos?
MARÍA Pues vea, don Pablo, que a Jesús le hicieron una vez esa misma pregunta. Y él dijo que al final, cuando Dios nos pida cuentas, no nos va a preguntar por la fe ni por los mandamientos... Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber... Estaba sin techo y me dieron cobijo... Eso es todo... Porque a Dios nadie lo vio jamás... Y si no estás con el hermano y la hermana a quien ves, es mentira que amas a Dios a quien no ves. Los pobres, don Pablo, ése es el principal mandamiento.
PABLO Yo tuve presente a los pobres de la comunidad de Jerusalén, usted debe saberlo bien, porque entre ellos andaba usted… El año de la gran sequía, cuando les faltó con qué comer, yo hice una colecta entre las iglesias para ayudarlos…
MARÍA Y se lo agradecimos, don Pablo. Yo fui una de las que pude comer gracias a su colecta. Pero, don Pablo, en el Reino de Dios ya no serán necesarias colectas ni limosnas. En el Reino de Dios habrá justicia.
PERIODISTA Elena Martínez, nuestra reportera, nos está pidiendo señal. Ella se encuentra en la comunidad de Río Blanco, en Honduras... Pero antes, tengo un mensaje del teólogo centroamericano Jon Sobrino. Magaly...
MAGALY Sí, Juan Luis. Antes se decía: fuera de la iglesia no hay salvación. Qué error tan grande. Jesús habría dicho: fuera de los pobres no hay salvación.
PERIODISTA Un mensaje breve pero contundente. Gracias, Magaly. Sigo contigo, Elena...
ELENA Gracias. Y antes de pasarle el micrófono a doña Luisa, una señora presente, quiero decirte, Juan Luis, que esta comunidad de campesinos y de indígenas lencas ha seguido el programa tan atenta que no se escuchaba ni el volar de un zancudo… A ver, señora…
HONDUREÑA Soy Luisa y lo mío no es una pregunta, es una palabra del corazón…
ELENA Hable, doña Luisa…
HONDUREÑA Eso que habló la comadre María Magdalena no es de aquellos viejos tiempos, la lucha por la justicia sigue… En esta nuestra comunidad, que es pobre, ha habido gente prisionera, golpeada, herida, matada luchando por defender nuestros ríos, nuestros bosques, que eso también es justicia, pues. Porque es justo tener agua, tener árboles… Hasta nos mataron a la Berta Cáceres, que era cabeza… Pero no nos rendimos. Viendo tanta injusticia ya no le tenemos miedo al miedo... ¿Jesús tuvo miedo, verdad, Magdalena?
MARÍA Sí, lo tuvo, lo sintió muchas veces, me lo decía…
HONDUREÑA Bendito sea su nombre… y bendito su miedo, pues. Y viera, el miedo que hoy más sentimos es el de dejar de luchar, Pero decimos: Si nadie se va a hacer piedra en este mundo, si todos vamos a morir, es mejor morir luchando que morir mendingando… ¿No fue eso lo que enseñó Jesús?
MARÍA Eso fue, sí, eso mismo… Y por eso, Jesús la cuenta a usted, doña Luisa, y a su comunidad en su movimiento…
PERIODISTA Viendo en los ojos de María Magdalena la emoción que le ha causado el mensaje de doña Luisa despedimos este programa, dejándoles de fondo la canción que entonan los oyentes de Río Blanco, en Honduras, en tierras de Centroamérica... Hasta la próxima, amigas y amigos. Y como siempre nos encuentran en la web y en las redes sociales www.emisoraslatinas.net Y recuerden: quien tiene preguntas, piensa; quien sólo tiene respuestas, obedece. Estuvo con ustedes, Juan Luis.